

Natalia Ramírez: “Es hora de que se dé espacio a las mujeres a heredar negocios o emprender de cero”
La heladera colombiana anima a las futuras profesionales a no tener miedo a brillar en entornos principalmente masculinos.
Natalia Ramírez, que impartirá una ponencia dedicada al veganismo en InterSICOP 2022, abrió en 2018 Selvática, una heladería en Barcelona donde apuesta por la reducción de los niveles de grasa y dulzor, y no para de ampliar la oferta vegana.
Esta chef colombiana estudió panadería y pastelería en el Instituto Superior Mariano Moreno y se desarrolló como pastelera en el Restaurante Cielo, también en Bogotá. Posteriormente, decidió trasladarse a Barcelona para estudiar pastelería en EspaiSucre. Y con la inquietud de seguir formándose, aprendió formulación de heladería en la Carpigiani Gelato University y realizó el máster de chocolate en la EPGB y el curso de B·Concept de Jordi Bordas.
1.- ¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta la mujer en el sector?
Soy extranjera y mis padres emprendieron juntos cuando eran jóvenes. Tuvieron una empresa durante 30 años y mi madre tuvo un papel importante de liderazgo tanto en el ámbito laboral como en el familiar, por lo que crecí con un ejemplo de emprendimiento y liderazgo femenino que ahora, aunque lleve casi 10 años viviendo en España, me hace tener un punto de vista quizá un poco diferente al que podría tener una mujer que ha pasado su vida en el sector, con otro tipo de ejemplos.
Lo que sí he podido ver es que la heladería en España es un oficio que tradicionalmente pasa de padres a hijos y luego a nietos. Veo que la trayectoria familiar es muy valorada y que en general recae en el lado masculino de la familia. Y, aunque entiendo que es un oficio que a veces implica la manipulación de objetos pesados, creo que es hora de que se dé la oportunidad a las mujeres de heredar negocios o emprender de cero, porque lo que sí veo claro es que somos menos y estamos menos representadas. Solo hay que ver los participantes de los concursos o los heladeros de más renombre del país. Casi todos son hombres.
2.- ¿Crees que hay las mismas oportunidades (salarios, cargos de responsabilidad, reconocimiento...) para mujeres y hombres?
Mi experiencia trabajando para otros no es en el sector de la heladería, sino en cocinas, por lo que solo puedo hablar desde mi experiencia como emprendedora y líder de un equipo, y en mi equipo poco importa si se es hombre o mujer, lo que importa es la calidad en el trabajo y la calidad humana.
3.- Dices que hay poca presencia de mujeres en los congresos y concursos heladeros. ¿Qué acciones se podrían tomar para combatir la invisibilidad femenina?
Evidentemente, la presencia femenina es menor en este tipo de eventos, pero en este caso redirijo la pregunta a los organizadores, ¿Cuál es la prioridad al escoger los participantes? ¿Por qué siempre se ven las mismas caras?
4.- ¿En la plantilla de Selvática qué porcentaje de mujeres hay? ¿Hay puestos específicos para mujeres u hombres?
Por la plantilla de Selvática han pasado tanto hombres como mujeres. En este momento, hay dos personas fijas trabajando conmigo, una mujer encargada del obrador y un hombre encargado de la tienda. Tanto ellos dos como los demás trabajadores han sido escogidos por sus habilidades, no por su género.
5.- ¿Qué recomendaciones darías a las estudiantes que quieren dedicarse a este oficio?
Las animaría a trabajar para combatir el miedo que con frecuencia tenemos las mujeres a brillar en entornos principalmente masculinos, porque parte de la responsabilidad es del sistema, pero si se abren espacios y las mujeres no nos animamos a participar, las cosas difícilmente cambiarán
También les recomendaría que hagan deporte. Las demandas físicas del oficio son reales, y tener buena salud física puede ser determinante en su desempeño.
6.- ¿Has vivido alguna situación de discriminación en tu profesión por el hecho de ser mujer?
En cocinas tuve principalmente situaciones de acoso. En mi proceso de emprendimiento he sentido en algunas ocasiones que no siempre era tomada en serio, principalmente por parte de proveedores o contratistas, que parecían pensar que una mujer joven no podía ser seria con su proyecto.