

“Montar una pastelería en un pueblo permite ser creativo, sin olvidar dónde estás, y experimentar siguiendo tu línea de gustos”
Para el propietario de la Pastelería Cabo Busto, ubicada en una diminuta villa asturiana, la felicidad es hacer pasteles en familia y en el lugar en el que mejor se siente.
Jhonatan González, propietario de Pastelería Cabo Busto
Cansado del ritmo de Gijón, Jhonatan González, ponente en Intersicop 2019, abrió en 2013 Pastelería Cabo Busto en Busto, su lugar de origen, una villa diminuta de apenas 300 habitantes en el concejo de Valdés, Luarca (Asturias).
Pese a trabajar en un lugar apartado, el joven pastelero gana popularidad cada día, no sólo entre los consumidores sino también entre los compañeros de profesión. Para González, trabajar en familia y en un entorno rural es una maravillosa experiencia que sólo tiene un pequeño inconveniente: la estacionalidad.
1.- ¿Por qué y cuándo decidiste abrir una pastelería en un pequeño pueblo?
Tras vivir seis años en Gijón, donde trabajaba y cursaba estudios de pastelería y cocina, necesitaba un cambio, desconectar, salir de la vida rutinaria que llevaba y retornar a casa con mi familia. Así que lo dejé todo y regresé a Busto. Mientras decidía a qué dedicaría mi tiempo y volvía a encontrar esa tranquilidad que buscaba, iba haciendo magdalenas, bollinos preñaos y alfiladas en el horno de casa. Mi tío, que era panadero, me ayudaba y las repartía a la gente en los pueblos en los que iba sirviendo el pan.
Los encargos se dispararon, el horno de casa no paraba de funcionar y la factura de la luz de mis padres no dejaba de subir. Aunque nunca me dijeron nada y siempre me apoyaron para seguir haciendo cosas, yo sabía que eso no era rentable. Cuando los pedidos empezaron a ser de tartas y pasteles, decidimos crear Pastelería Cabo Busto ¿y dónde mejor que en la casa donde se crió toda mi familia? Así empezó un sueño que se ha hecho realidad.
2.- ¿Qué ventajas e inconvenientes supone para un pastelero trabajar en un entorno rural con pocos habitantes?
El único inconveniente que encontramos en Cabo Busto es la estacionalidad. En verano nos vemos desbordados debido al turismo que es más masivo, servicios a restaurantes y a bodas y eventos. En invierno toca sobrevivir.
No obstante, encontramos una parte positiva a este inconveniente. Gracias a esta estacionalidad, tenemos la oportunidad de seguir formándonos y aprendiendo, así como realizar I+D para ofrecer nuevos productos y poder hacer algo muy importante y vital para todo el mundo: equilibrar la balanza de ocio y trabajo.
3.- ¿Cuáles son las claves para ser popular y atraer a gente de otras poblaciones cercanas?
Para mí lo fundamental es utilizar un producto de calidad, ofrecer variedades al cliente, desde clásicos a pasteles más modernos siguiendo tu propio estilo. Exponer en vitrina sólo productos de los que realmente estés orgulloso, sin pensar únicamente en la caja.
4.- ¿Tener un establecimiento pastelero en una zona poco concurrida obliga a ajustar gastos y a adaptarse a los gustos de una clientela muy concreta? ¿O al contrario, permite ser creativo y experimentar?
Montar un negocio en un pueblo permite ser creativo, sin olvidar dónde estás, y experimentar siguiendo tu línea de gustos. Creo que adaptarse a los gustos de toda la gente es imposible, por lo que pienso que es muy importante que nos adecuemos a nuestros propios gustos.
5.- Cabo Busto es un negocio familiar.¿Actualmente cuántas personas conforman el equipo? ¿Cómo valoras la experiencia de trabajar en familia y en un pueblo?
Actualmente somos cuatro personas en el equipo y con una quinta a punto de empezar.
Trabajar en familia y en el lugar donde mejor te sientes, hoy por hoy puedo decir que es la mejor experiencia posible.
6.- Con una plantilla pequeña. ¿Cómo se organiza la producción, los encargos, los horarios…?
Al no tener un tránsito masivo de clientela, podemos organizarnos mucho mejor. Durante la semana, estocaje, acabados y decoraciones; el fin de semana, montaje, encargos y venta. Los horarios de producción los puedo establecer a mi gusto, sin necesidad de madrugar en exceso, de 7 h a 15 h (salvo en fechas puntuales, verano, festivos, fines de semana y puentes).
7.- ¿El hecho de no estar en una gran ciudad te ocasiona algún problema a la hora de que te lleguen todos los productos que necesitas? ¿Tienes que hacer pedidos más grandes o con mayor antelación?
Lógicamente no disfrutas de la comodidad de recibir las materias primas al momento. Necesitas organizarte bien a la hora de hacer los pedidos, aunque cada vez más los proveedores piensan en personas que están en la misma situación que la nuestra y hacen que sea más rápido y fácil conseguirlas.
8.- En tu caso tienes una huerta propia. ¿Esto te permite emplear siempre productos de temporada? Además de los productos que cultivas en la huerta, ¿con qué proveedores colaboras?
Lo de la huerta es un caprichín. Poder recoger yo mismo frambuesas, fresas, frutas de temporada o aromáticas para decorar alguna elaboración es muy placentero y me hace disfrutar de lo que hago, pero no tenemos una huerta enorme. Contamos con diferentes proveedores, pero del que más gozo es del frutero del pueblo. Me encanta ir a su casa, probar la fruta, charlar con él y dejarme aconsejar.
9.- ¿Factores como el clima influyen en el funcionamiento normal de la pastelería?
Muchísimo. Si el fin de semana es lluvioso y te excediste llenando la vitrina, despídete de la operación bikini porque te vas a pasar el finde comiendo pasteles. De ahí que recomendemos encargar antes de venir a Cabo Busto.
10.- ¿Qué mensaje darías a todos aquellos compañeros de oficio que quieren instalarse en un pueblo pero que no acaban de dar el paso?
Mi consejo es que si os instaláis en un pueblo, lo hagáis siendo muy románticos, sintiéndolo con el corazón y que la idea de llenar la cartera pase a un segundo o tercer plano. Empezar poco a poco. Con eso me refiero a maquinaria, empleados y demás gastos. No estancarse, estar constantemente aprendiendo, ya que si van a vuestro pueblo a comprar tenéis que ofrecer variedad y productos que hagan que sigan viniendo. Si buscas la felicidad haciendo lo que más te gusta en el lugar que mejor te sientes y con la gente que más quieres, da igual a donde vayas, siempre será tu lugar y siempre encontrarás la manera de salir adelante.