16 abril 2024

Guía completa sobre terrores nocturnos en niños para madres y padres

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Sumergirse en el universo de la crianza conlleva un viaje lleno de descubrimientos y desafíos, y uno de los aspectos que puede generar inquietud en muchos padres y madres son los terrores nocturnos en sus hijos.

Estas experiencias, aunque comunes en la infancia, pueden ser desconcertantes y preocupantes para quienes las presencian por primera vez. En esta completa guía, exploraremos qué son los terrores nocturnos, por qué ocurren, cómo distinguirlos de las pesadillas comunes y, lo más importante, cómo abordarlos con comprensión y tranquilidad. Acompáñanos en este viaje de conocimiento y aprendizaje para brindar a tus hijos la calma y el apoyo que necesitan durante estos episodios nocturnos.

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¿Qué son los terrores nocturnos?

Los terrores nocturnos son un trastorno del sueño que afecta principalmente a los niños, aunque también pueden presentarse en adultos. Se caracterizan por episodios de miedo intenso, gritos, llanto y agitación durante la noche. A diferencia de las pesadillas, los terrores nocturnos suelen ocurrir durante la primera mitad de la noche, en la etapa de sueño conocida como sueño de ondas lentas. Esta etapa se caracteriza por la actividad cerebral lenta y poco activa, lo que puede contribuir a la aparición de estos episodios.

Durante un episodio de terrores nocturnos, la persona puede parecer despierta, pero en realidad está en un estado intermedio entre el sueño y la vigilia. Esto hace que sea difícil despertar a la persona y que no recuerde el episodio al día siguiente. Los terrores nocturnos suelen durar unos pocos minutos, pero pueden ser muy intensos y perturbadores tanto para la persona que los experimenta como para quienes lo presencian.

Se cree que los terrores nocturnos están relacionados con el estrés, la ansiedad y la genética. Algunos factores como la falta de sueño, cambios en el horario de sueño o eventos estresantes pueden desencadenar episodios de terrores nocturnos en personas susceptibles. Aunque no suelen requerir tratamiento, en casos graves pueden recetarse medicamentos o terapia cognitivo-conductual para ayudar a controlar los episodios.

Síntomas

Durante un terror nocturno, es posible que el niño muestre síntomas como gritar, llorar, respirar rápidamente, sudar, tener el corazón acelerado o parecer confundido o desorientado. A menudo, el niño no recuerda el episodio al despertar por completo. Los terrores nocturnos pueden durar desde unos pocos minutos hasta media hora y pueden ser desconcertantes y angustiantes tanto para el niño como para los padres que los presencian. Es importante reconocer estos síntomas y comprender que los terrores nocturnos son una parte normal del desarrollo infantil y rara vez indican un problema médico subyacente.

¿Qué causa los terrores nocturnos?

Los terrores nocturnos pueden ser desencadenados por una variedad de factores, tanto físicos como emocionales. Algunas posibles causas incluyen el desarrollo del sistema nervioso, siendo más comunes en niños pequeños debido a este proceso. Además, la fatiga o la falta de sueño pueden aumentar la probabilidad de experimentar terrores nocturnos, ya que la privación del sueño o el cansancio extremo pueden afectar el equilibrio emocional. Por otro lado, situaciones estresantes como cambios en la rutina, conflictos familiares o ansiedad por separación pueden desencadenar estos episodios en algunos niños.

Asimismo, los terrores nocturnos a menudo ocurren durante períodos de fiebre alta en los niños, lo que sugiere una correlación entre el estado de salud física y la aparición de estos episodios. Además, ciertos medicamentos pueden aumentar el riesgo de terrores nocturnos, como los antidepresivos, los estimulantes y los medicamentos para el asma. También se ha observado que estos episodios pueden tener un componente genético, siendo más comunes en niños cuyos padres también los experimentaron. En muchos casos, la causa exacta de los terrores nocturnos puede ser multifactorial y no siempre está claramente identificada.

Cómo identificar terrores nocturnos

En primer lugar, es importante tener en cuenta que los terrores nocturnos suelen ocurrir durante la primera mitad de la noche. Además, durante un terror nocturno la persona puede parecer despierta, con los ojos abiertos, pero en realidad está dormida. También es común que la persona experimente un intenso miedo o angustia, y que no recuerde el episodio al despertar.

Otro indicador clave de un terror nocturno es la dificultad para despertar a la persona afectada. Si crees que tu hijo está  experimentando terrores nocturnos, es importante consultar con un especialista en trastornos del sueño para recibir un diagnóstico preciso y determinar el mejor tratamiento para ti.

¿Qué hacer ante un terror nocturno?

Ante un terror nocturno, es importante mantener la calma y recordar que no se trata de una pesadilla, sino de un trastorno del sueño. En primer lugar, es fundamental no intentar despertar a la persona que está experimentando el terror nocturno, ya que esto podría aumentar su confusión y ansiedad.

En segundo lugar, es recomendable permanecer cerca de la persona para asegurarse de que no se lastime durante el episodio. Es importante recordar que los terrores nocturnos suelen ser más aterradores para los observadores que para la persona que los experimenta, ya que generalmente no recuerdan nada al despertar.

Si los terrores nocturnos son frecuentes o afectan significativamente la calidad del sueño, es aconsejable consultar a un profesional de la salud, como un psicólogo o un neurólogo. Estos especialistas pueden ayudar a determinar la causa subyacente de los terrores nocturnos y recomendar un tratamiento adecuado, que puede incluir terapia cognitivo-conductual o medicación en casos severos.

¿Qué diferencia hay entre pesadillas y terror nocturno?

Aunque ambos pueden ser experiencias aterradoras durante el sueño, existen diferencias importantes entre las pesadillas y el terror nocturno. Las pesadillas son sueños intensamente perturbadores que generalmente ocurren durante la fase de sueño REM. Durante una pesadilla, la persona puede despertarse con miedo, ansiedad o angustia. Por otro lado, el terror nocturno es un trastorno del sueño que causa episodios de despertar repentino, gritos, movimientos bruscos y sensación de pánico intenso, pero la persona no recuerda lo que le sucedió.

Una de las principales diferencias entre las pesadillas y el terror nocturno es que las personas que experimentan pesadillas suelen recordarlas vívidamente, mientras que quienes sufren de terror nocturno no recuerdan lo que les ocurrió durante el episodio.

Además, el terror nocturno suele ocurrir durante las primeras horas de sueño profundo, a diferencia de las pesadillas que suelen ocurrir durante la fase de sueño REM. Aunque ambos fenómenos pueden ser angustiantes, es importante comprender la diferencia entre ellos para poder abordar adecuadamente cualquier problema de sueño que puedan causar.

¿Cómo actuar ante las pesadillas?

Cuando un niño experimenta una pesadilla, es crucial mantener la calma y brindarle apoyo emocional. Es importante validar sus sentimientos y tranquilizarlo, recordándole que las pesadillas no son reales y que están a salvo en su entorno familiar. Ofrecer consuelo físico, como abrazos o acurrucarse juntos en la cama, puede ayudar a calmar al niño y facilitar que vuelva a conciliar el sueño.

No confundir con la hora bruja o llanto púrpura en bebés recién nacidos

Es esencial no confundir los terrores nocturnos con otros fenómenos nocturnos comunes en los niños, como la hora bruja o el llanto púrpura en bebés recién nacidos. Saber qué es la hora bruja o llanto púrpura en bebés es fundamental, ya que este se refiere a un período de agitación y llanto inconsolable que ocurre comúnmente al final de la tarde o al inicio de la noche en bebés y niños pequeños, acompañado de una coloración morada o violácea en la piel del bebé. Se cree que está relacionado con la fatiga y la necesidad de descanso. Algunos expertos plantean la hipótesis de que el llanto púrpura podría ser una reacción a la sobrecarga sensorial o al estrés, dado que este fenómeno suele manifestarse en momentos de intensa actividad y estimulación.