

Susana López: “El entorno rural carece de estrés, algo primordial para ser efectivo en el trabajo”
Para la panadera, trabajar en un pueblo pequeño sólo tiene ventajas. Entre las principales, asegura, está la belleza del paisaje que relaja a la hora de tomar decisiones.
Desde hace 30 años, Susana López, miembro del Club Richemont, está al frente de la panadería familiar Capileira, ubicada en Capileira, un pequeño pueblo de la Alpujarra granadina de cerca de 600 habitantes. El establecimiento, incluido en la Ruta Española del Buen Pan de Panàtics de 2018 y 2019, es Operador Ecológico Certificado por el CAAE.
López, que ha participado en diferentes cursos, conferencias y eventos relacionados con el sector, reconoce que trabajar en un entorno rural implica adaptarse a los recursos disponibles, pero cree que vale la pena porque “aquí vivimos, respiramos y sentimos”.
1.- ¿Cuándo y por qué te pusiste al frente de Panadería Capileira?
La panadería es un negocio familiar, llevamos tres generaciones haciendo el pan de cada día, desde mi abuela que fue la primera, hasta mis padres que continuaron esta trayectoria y ahora yo que he seguido sus pasos por la pasión que siento por este trabajo. Nosotros somos de Pórtugos, un pequeño pueblo de la Alpujarra. Allí empezó todo. Como era muy pequeña la producción que abastecía a dicha localidad, la necesidad de sobrevivir llevó a mi padre a repartir pan por los pueblos colindantes y más tarde a instalar una segunda panadería en Capileira, ya que era el municipio más céntrico de todo el reparto y con más tránsito diario de gente.
2.- ¿Qué ventajas e inconvenientes supone para un panadero trabajar en un entorno rural con pocos habitantes?
El entorno natural y la belleza del paisaje hacen sentirte muy relajado a la hora de trabajar y tomar decisiones, esto es fundamental en el día a día. Además, el entorno rural carece de estrés, algo primordial para tener una mente sana y ser efectivo en el trabajo.
3.- ¿Cuáles son las claves para ser popular y atraer a gente de otras poblaciones cercanas?
Aquí la popularidad nos la regala la tierra, ya que gracias al deshielo de Sierra Nevada tenemos algo tan importante y fundamental para hacer pan como es el agua pura y cristalina. También tenemos fruta y verdura de temporada; con ella aprovechamos todos nuestros recursos e imaginación para hacer varios dulces con frutas (ciruelas, moras, zarzamoras, manzanas, castañas, empanadas de pisto…). Un sinfín de productos regados con la mejor agua para sacar un producto final con el sabor más exquisito.
De esta forma, aprovechamos los frutos de temporada para tener una gran variedad marcando la diferencia que nos caracteriza. Con los pocos recursos que nos rodean y las ganas de innovar cada día vamos sacando adelante nuestra familia, a la vez que trabajamos en lo que realmente nos gusta.
4.- ¿Tener un establecimiento panadero en una zona poco concurrida obliga a ajustar gastos y a adaptarse a los gustos de una clientela muy concreta? ¿O al contrario, permite ser creativo y experimentar?
Siempre he dicho que la panadería te permite experimentar y descubrirte a ti mismo, ya que con una simple remolacha o queso puedes hacer un exquisito pan, o bien una hogaza homenaje al plato típico alpujarreño que se compone de patatas a lo pobre cortadas en redondo acompañadas de pimientos y cebolla, una ración de longaniza y otra de morcilla, lomo de Orza una loncha de jamón y un huevo frito.
5.- Capileira es un negocio familiar. ¿Actualmente cuántas personas conforman el equipo? ¿Cómo valoras la e experiencia de trabajar en familia?
Actualmente, junto a mi pareja Miguel Ángel y tres compañeros hacemos el trabajo diario, aunque en vacaciones también me ayudan mis hijos, Yvonne y Amaro, que a su vez aprenden el oficio familiar. Mi compañero Diego y yo somos los encargados de hacer el pan, Miguel Ángel se encarga de venderlo y mis dos compañeras me ayudan en el tema de los dulces típicos de la zona y la limpieza del obrador. La experiencia de trabajar en familia es bonita porque transmites todos los conocimientos y pasión de esta profesión a las personas que más quieres, a la vez que ellos aprenden con entusiasmo. Además, es una forma de valorar el trabajo de una madre que pone en la mesa el resultado del esfuerzo hecho en cada jornada.
6.- Con una plantilla pequeña. ¿Cómo se organiza la producción, los encargos, los horarios…?
Diego y yo elaboramos cada noche el pan. Miguel Ángel hace el reparto-venta de la tienda, y juntos nos ocupamos de todo el tema administrativo, preparamos jornadas abiertas a todo el público y hemos conseguido ser Operador Ecológico Certificado por el CAAE.
7.- ¿El hecho de no estar en una gran ciudad te ocasiona algún problema a la hora de que te lleguen todos los productos que necesitas? ¿Tienes que hacer pedidos más grandes o con mayor antelación?
El hecho de vivir a 90 km de la ciudad más cercana Granada no nos limita para tener nuestra mercancía, ya que trabajamos con empresas que tienen reparto en todos los rincones de nuestra zona. Pienso que hay que darle vida a todos los que apuestan por nosotros, así no tenemos desamparo de nuestra materia prima.
8.- ¿Factores como el clima influyen en el funcionamiento normal de la panadería?
Teniendo en cuenta que estamos a 1.350 metros sobre el nivel del mar y Sierra Nevada a la cabeza de Capileira, tenemos que adaptarnos a inviernos duros de frío y eso conlleva más tiempo en la fermentación de nuestros panes. Nada es un impedimento si te adaptas a los recursos que tienes, eso lo hemos aprendido de nuestros antepasados que, con apenas recursos, tenían la mente activa para no caer en la hambruna y mantener aquellas familias numerosas.
9.- ¿Qué mensaje darías a todos aquellos compañeros de oficio que quieren instalarse en un pueblo pero que no acaban de dar el paso?
Por supuesto que los animo a dar el paso, las zonas rurales son más sanas en todos los aspectos: la vecindad, la unión con la naturaleza, la salud en cuerpo y mente que nos da energía para llevar la vida con entusiasmo, los sitios para tener un momento de aislamiento con uno mismo, el olor a tierra mojada que entra en los pulmones como un rayo de vida, contemplar el cielo por la noche sin ruidos ni luces de las grandes ciudades. Tenemos lo mejor en las zonas rurales y es que aquí vivimos, respiramos y sentimos… Compañero, ¡anímate a trabajar en una zona rural!