24 enero 2022

Cómo motivar a los estudiantes: consejos y trucos

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La motivación en los estudiantes es imprescindible para que estos avancen y se inspiren a la hora de seguir un futuro profesional.

De este modo, es importante saber cómo guiarlos para hacerles saber lo importante que es formarse y tener unos conocimientos para poder desenvolverse de una forma ágil en el mundo laboral. Por supuesto, no se trata de una tarea fácil, pero es uno de los temas que se tratan en la AULA, el Salón Internacional del Estudiante y la Oferta Educativa que se celebra cada año en IFEMA MADRID. Conseguir este fin a veces es más sencillo de lo que en un principio puede parecer. Ahora bien, hay que implicarse y trabajar para lograr esta meta indispensable dentro del mundo de la enseñanza.

Cómo motivar a los estudiantes

La motivación en el aula es muy importante para que una clase se desarrolle en las mejores circunstancias posibles. Motivar a los estudiantes se consigue a través de la pasión en el trabajo, por supuesto, pero también existen otros métodos que permiten a profesores y alumnos involucrarse en un mismo camino. Un estudiante que no esté motivado no se esfuerza. Tampoco escucha y, además, pierde el interés de forma diaria. De esta manera, las dificultades a la hora de aprender se multiplican. Por ello, lo más recomendable es seguir unas pautas que aseguren la motivación entre los alumnos. 

Busca lo que les apasiona

Puede ser un método de aprendizaje, un tema concreto o un espacio de trabajo. El fin es encontrar aquello por lo que pueda ser posible la motivación en los estudiantes. Es necesario investigar qué llama su atención a la hora de querer aprender.

¿Cómo se consigue lo anterior? Conociendo a los alumnos y, para ello, es necesario escucharles. A veces ni ellos mismos saben lo que realmente les motiva, pero para eso también están los profesores, para ayudarles a escoger ese camino que puede hacerles felices. Una de las herramientas más destacadas en estos casos es aplicar la teoría de las inteligencias múltiples en el aula, que ayuda a poner en práctica estrategias didácticas diferenciadas. 

Es necesario plantear el aprendizaje como un descubrimiento

Proponer una meta atractiva, animar a los estudiantes para que estos participen y hacer que en todo momento formen parte del proceso de aprendizaje es esencial para que los alumnos se sientan motivados. En estos casos, los trabajos que se llevan a cabo mediante proyectos son una opción excelente. El hecho de investigar y colaborar en equipo junto a otros compañeros ayuda a que sientan más ganas de avanzar.

Por otro lado, también se puede proponer a cada estudiante que dedique parte del tiempo del horario escolar a proyectos personales, como puede ser escribir, pintar o crear algún elemento tecnológico si estas actividades le apasionan.

Es recomendable enfocar el contenido desde la práctica

Para que exista motivación en el aula es importante relacionar el tema que se esté impartiendo con la realidad que tienen los alumnos a su alrededor. De este modo, descubrirán por sí mismos lo útil que es aprender acerca de una materia u otra. Es una forma de conseguir que todos ellos se interesen y se impliquen en la clase. Igualmente, los conocimientos se afianzarán más y toda materia podrá ser aprendida de una manera muy eficaz. Algunos ejemplos serían estudiar física en un parque de atracciones, aprender química con experimentos sencillos que pueden hacer más fácil el día a día, o proponer retos y enigmas que puedan ser resueltos mediante las matemáticas. 

Apostar por las nuevas tecnologías

Los alumnos, a día de hoy, han nacido en una época en la que la vida se basa, en gran parte, en las nuevas tecnologías. Comprar unas entradas para ir a un concierto, hacer un regalo o la comunicación tienen lugar a partir de aparatos electrónicos que permiten llevar a cabo desde casa multitud de tareas. De este modo, las TICs tienen que formar parte del aula y ser utilizadas en gran parte de la clase. Es adecuado animar a los alumnos a usarlas para documentarse, aprender, practicar lo aprendido, llevar a cabo proyectos, ampliar conocimientos y disfrutar de nuevas experiencias.

Por supuesto, siempre es buen momento para asegurarles que las nuevas tecnologías hay que saber usarlas con responsabilidad y que existen otras actividades que hay que hacer de manera manual. 

El refuerzo positivo es adecuado

A veces, cuando hay un niño desmotivado es posible que lo que le suceda también es que esté desilusionado. La razón puede ser que le cueste seguir el ritmo de la clase e implicarse en proyectos en grupo. De esta forma, no será capaz de mejorar sus notas.

Sin embargo, en estos casos existe una solución, y es el refuerzo positivo, valorando mucho más que los resultados. Buscar soluciones sin tirar la toalla o aprender de los fracasos son lecciones que todo estudiante debe conocer. Por ello, animar a aquellos niños a los que les cuesta más a involucrarse en el aula es indispensable si se busca que todos se sientan bien cuando suena la sirena de entrada a clase.