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28 febrero 2022

Un amplio mundo de productos cárnicos por descubrir

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Jesús Centenera. Socio director de Agerón Internacional

La ganadería en España ha sufrido una transformación tal, que no por progresiva durante décadas, es menos radical. El primer cambio ha sido la profesionalización, pasando de una manera tradicional a técnicas más industriales, partiendo de la matanza en el pueblo para autoconsumo y la venta local, a las industrias productivas para abastecer a la población de las ciudades en todo el país.

La segunda es el crecimiento de algunos operadores, ganando tamaño y capacidad para ser más competitivos, consiguiendo economías de escala y repartiendo los costes fijos de las necesarias inversiones entre mayor número de clientes. Ha sido una lucha por la supervivencia, que ha traído la creación de empresas familiares potentes, de grupos cooperativos diversificados y de multinacionales, de capital español o inversores extranjeros apostando por la calidad y el saber hacer local.

A continuación, la mejora de la seguridad alimentaria, con todos los sistemas de trazabilidad implantados a partir de la transposición de la normativa europea a la legislación española, que dan seguridad al consumidor, como pocos países del mundo, “Desde la granja hasta la mesa” (“From Farm to Fork”), como reza el eslogan común de las campañas de promoción europeas. De verdad que es para estar orgullosos de la evolución en este aspecto del sector ganadero primario y de la industria transformadora.

La palabra clave es “Calidad”, desde las razas ganaderas selectas a la producción masiva de otros animales, desde el bienestar animal hasta los controles veterinarios, pasando por el control en las industrias procesadoras de todos los tipos de animales para consumo, llegando a la venta al consumidor manteniendo la cadena de frío y con una preocupación por la sostenibilidad. Un sistema integrado en el que han colaborado los ganaderos, los transformadores, la distribución, las asociaciones y las Administraciones, desde las locales y autonómicas, hasta la del Estado y las europeas. 

Además de todos esos cambios, llama la atención la internacionalización sectorial, con unos crecimientos en las tres últimas décadas que llenan de asombro. Una vez reducidas las barreras interiores dentro de la Unión Europea, tanto arancelarias como técnicas, era lógico que se produjera una especialización por países, de la que España ha salido fuertemente favorecida. La implantación de la moneda única, el euro, no ha hecho sino favorecer la tendencia, no solo por la desaparición del riesgo de cambio, sino también por la facilidad de comparación y por la agilidad de las transacciones

Dicha expansión era más o menos esperable para una industria de calidad, con buen tamaño y competitiva, en un mercado único como el europeo, pero no tenía por qué ser también automática la competitividad en mercados terceros. Y, sin embargo, ésta ha sido también una historia de éxito de la industria de procesados cárnicos españoles. Si echamos la vista atrás, en veinte años se ha pasado de unos 1.400 millones de euros de exportación a todo el mundo, a un total de unos 8.100 millones de euros en 2021 (hasta noviembre). Y en esa cifra, tenemos que destacar que, entre los diez primeros mercados, se encuentran países como China (el primero), Japón (el quinto), Corea del Sur (el sexto), y Filipinas (el octavo), con un total de 3.665 millones de euros, cuatro países que equivalen a un 45% del total. Aunque a mayor distancia y con menos cantidades, no podemos dejar de mencionar otros mercados extracomunitarios interesantes, como Taiwán, Hong Kong, Estados Unidos, México o Canadá, o ya más rezagados Sudáfrica, Singapur, Vietnam o Chile.

También llama la atención que no se trata solo de grandísimas empresas multinacionales de capital español, sino que estas ventas son el agregado de muchas empresas familiares medianas y de cooperativas, que están disputando mercados asiáticos y norteamericanos de igual a igual contra otros países productores.

Pero no podemos caer en el triunfalismo de los logros obtenidos en una generación y media, porque hay algunos elementos a mejorar sin duda. En primer lugar, tener cuidado con las compras de China, que tienen algo de coyuntural y podrían disminuir, por lo que la prudencia aconseja diversificar por medio de una mayor presencia en otros mercados. En segundo lugar, que sigue habiendo una primacía del porcino, ya que solo recientemente se han ido abriendo otros mercados para vacuno, ovino, caprino, aviar, etc., trabajando el ministerio en las necesarias homologaciones. En tercer lugar, porque sigue habiendo muchas, muchísimas empresas, que podrían competir más allá de las expediciones a Europa, exportando a terceros países, pero que no se atreven todavía a romper el techo de cristal de dirigirse a otros mercados más distantes. En cuarto, porque la internacionalización empieza por la exportación, pero no se detiene allí, sino que tiene una etapa superior de inversión productiva en el exterior con capital español. Hace muy poco salía la noticia de un gran grupo catalán que invertía en México para la mejora de la explotación local de toda la cadena productiva y, como ésta, hay muchas oportunidades.

Finalmente, sabemos que el sector cárnico ha realizado una transformación interna y una excelente proyección internacional, pero está lejos todavía del prestigio y consolidación de otros sectores agroalimentarios como el aceite de oliva o el vino, que marcan la senda a seguir, consistente en la combinación de la irrenunciable calidad en la producción, junto a una potente imagen de marca país y de producto en el exterior, con fuertes presupuestos de promoción. No hay duda de que las cifras de crecimiento futuras van a ser mucho más llamativas que las que hemos visto hasta ahora, porque el potencial es muy grande.

Por ello, las ferias como MEAT ATTRACTION son un excelente escaparate para aprender unos de otros, para ver las innovaciones, para fomentar la cooperación entre las empresas, llegando incluso a fomentar alianzas y actividades comunes de promoción. Y dentro de ellas, contamos con una herramienta excepcional, los encuentros profesionales como B2MEAT, en los que se reúnen más de 40 importadores de más de 15 países con empresas exportadoras. Una plataforma muy apropiada para asomarse a ese mundo de productos cárnicos que tiene todavía mucho que mostrar a aquellos que estén dispuestos a trabajar en ello. Allí les estaremos esperando.