Cómo organizar un exposición tras la pandemia
La exposición de Tutankhamón -que llegó a Madrid en noviembre de 2019 y cerró sus puertas temporalmente por la pandemia- vivió su confinamiento en el Espacio 5.1 de IFEMA para volver a la nueva normalidad el pasado verano con una gran acogida por parte del público. Adaptados a los nuevos protocolos y medidas sanitarias, la exposición ha consiguió 135.000 visitantes tras su reapertura. La fascinación por el Antiguo Egipto perdura con el paso de los siglos y no hay pandemia que pueda deslucir la impresionante reproducción de la tumba del faraón y sus tesoros. Hablamos con Rafael Giménez, socio director de Sold Out, quien nos cuenta cómo ha ido la exposición antes y durante la crisis sanitaria.
1.000 piezas del Antiguo Egipto en 2.000m2 del Espacio 5.1.
La exposición ofrecía en una experiencia didáctica, pero con rigor científico, los detalles de la historia de Tutankhamón y los trabajos de excavación en el Valle de los Reyes. A lo largo de 2000 m2, el visitante podía descubrir las tres cámaras funerarias dedicadas al faraón tal y como las encontró en 1922 el arqueólogo Howard Carter formando un tesoro de 1.000 piezas.
Una recreación que necesitaba un espacio especialmente amplio, ya que además de numerosas piezas, muchas de ellas eran de gran tamaño. Sold Out, la promotora detrás de la exposición, nos cuenta que el origen de disponer de un espacio de gran tamaño para albergar este tipo de exposiciones culturales y de entretenimiento en IFEMA estuvo en la exposición de Harry Potter en 2017. “A raíz del éxito de Harry Potter que recibió 475.000 visitantes, nos planteamos montar un espacio permanente para traer más exposiciones internacionales de este tipo, itinerante y que por contenido y tipo de recinto no encajaban con los museos con los que cuenta la ciudad”. Tras el acuerdo con IFEMA, se habilitó el Espacio 5.1, casi 4.000m2 que se articularon en dos espacios expositivos con un hall común que conecta las dos galerías.
Tutankhamón se inauguró en noviembre de 2019 dentro de la segunda temporada de programación del espacio, empezando simultáneamente con la exposición de Juego de Tronos. La historia y los tesoros del faraón tuvieron una gran acogida de público, recibiendo en los primeros cuatro meses 95.000 visitas hasta marzo de 2020.
Y llegó el confinamiento
El inicio de la pandemia llevó a cerrar por prudencia la exposición justo el día antes de que se declarase el estado de alarma y el confinamiento. Durante estas semanas “estuvimos valorando la posibilidad de desmontarla. Los productores de la exposición tenían dudas, porque tampoco en Europa la situación era mucho mejor y al ir confinándose países según avanzaba la pandemia, el calendario itinerante de la exposición se iba igualmente cancelando. Finalmente, se decidió dejar la exposición tal cual, vigilada para evitar desperfectos y así pasó la cuarentena”.
En verano, vuelta a la nueva normalidad y a las visitas
Durante el desconfinamiento progresivo, se consideró que la exposición abandonase definitivamente el recinto y no reabrir, siempre a expensas de cómo evolucionaba la pandemia. “En junio se volvió a hablar con los productores para ver si querían moverla a algún país, pero finalmente se optó por abrir de nuevo el 16 de julio a ver cómo respondía el público”.
A pesar de la época estival y el calor, se arrancó con una media de 600-800 entradas a la semana durante los meses de verano.
Con la llegada del frío y los planes de interior, a partir de octubre las visitas suben a 2.000-3.000 personas a la semana, con muy buenas cifras en el puente de octubre y noviembre. “La previsión era llegar en torno a los 135.000 visitantes hasta el 10 de enero”, estimaban desde Sold Out, fecha en la que la exposición cerró definitivamente las puertas, pero incluso se han superado alcanzando 138.000 visitantes.
Espacio y aforos adaptados a la nueva normalidad
Las propias dimensiones del Espacio 5.1 y los 2000m2 dedicados a la exposición permitieron la reapertura simplemente considerando los aforos de los pases. Aun así había que prestar especial atención al cuello de botella de la exposición: el punto de vídeo inicial de diez minutos donde se explicaba cómo Howard Carter descubre la tumba y para el que había que controlar específicamente el aforo de esa zona en cada visionado.
“Seguíamos teniendo espacio para encajar todo el contenido de la exposición y mantener las visitas siguiendo las medidas de seguridad y aforo. Con el espacio tan amplio los visitantes se sentían cómodos, manteniendo fácilmente la distancia de seguridad”
Antes de marzo la visita ya estaba organizada en pases de media hora, pensado para un recorrido de hora y media y estimando 150 personas a la hora para garantizar una experiencia positiva. Tras la reapertura en julio “la reducción de aforo no nos impactó mucho, ya que salvo en momentos muy puntuales de slots en los puentes o fines de semana, donde se han tenido franjas horarias más llenas, no hemos agotado entradas. Al contar con 2.000m2, la capacidad de la sala se quedaba en torno a las 400 personas, con la reducción de aforo al 30% hemos podido vender hasta 150 personas a la hora, y muchos de los días contábamos con 600 personas en todo el día con lo que, salvo algunos horarios muy específicos, el aforo iba muy holgado”. Una gestión de aforo que permitía controlar en la galería las personas que tomaban más tiempo de la hora y media pensada para hacer el itinerario y que podían coincidir en algunos puntos del recorrido con los visitantes del siguiente pase.
Con medidas sanitarias para garantizar la seguridad
“Ahora nos hemos acostumbrado, las tenemos muy asumidas y lo damos por sentado, pero cuando reabrimos tuvimos que comunicarlas muy bien, especialmente en la web. La gente en ese momento tenía dudas y preguntaba mucho qué medidas de seguridad había”. Además del uso obligatorio de mascarillas, puntos con gel hidroalcohólico y mantener la distancia social, se tomaba la temperatura de los asistentes -no permitiendo acceder a la exposición a quien tuviera más de 37,5º de fiebre; había alfombras desinfectantes a la entrada del edificio y se desinfectaban continuamente instalaciones y superficies, especialmente las audioguías.
“Teniendo en cuenta que el público interesado en la temática de la exposición era especialmente sensible a la pandemia, ya que iba desde familias y niños muy atraídos por la civilización egipcia, hasta personas mayores interesadas en la historia, no hemos registrado incidencias y la aceptación y seguimiento de las medidas fue muy bueno”, apunta Giménez.