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21 junio 2022

Distribución Hortofrutícola: La sostenibilidad gana enteros a la espera de las nuevas normativas

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En los últimos años, la Unión Europea ha fijado un rumbo y un calendario en lo que a economía circular se refiere que nuestro país está comenzando a implantar. Así, estaba previsto que en el primer semestre de 2022 se definieran los dos grandes textos que marcarán la política gubernamental sobre el packaging y los residuos. El primero es la Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular (aprobada el pasado abril); el segundo será el Real Decreto de Envases y Residuos de Envases (de inminente publicación).

Alimarket Gran Consumo

Este conjunto normativo forma el elemento central de la denominada Estrategia Española de Economía Circular (EEEC) “España Circular 2030”, que se completará con una última medida por definir: un Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) para la “industria verde” cuyos detalles aún se desconocen, pero que se espera vea la luz a principios del próximo año. Regulaciones que van encaminadas a limitar los plásticos de un solo uso e impulsan su sustitución por envases reciclados, compostables o reutilizables y cuya aplicación está generando cierta incertidumbre en el sector nacional de distribución, según las fuentes consultadas por Alimarket.

En el lineal hortofrutícola, la medida “estrella” será la promoción de la venta a granel que, de acuerdo al Real Decreto, será posible siempre a través de envases reutilizables, que se complementará con una segunda medida también muy ambiciosa: la obligación, cuando se cumpla un mes de la entrada en vigor de este texto, de que las frutas y verduras frescas se presenten al cliente sin envases de plástico tradicionales, una imposición que no se aplica a las frutas y hortalizas envasadas en lotes de 1,5 kg o más, así como a las variedades que presentan un riesgo de deterioro cuando se venden a granel. A la par, La Ley de Residuos establece que los establecimientos de más de 400 m² deberán destinar el 20% de su superficie de venta a productos sin embalaje primario.

Avalancha de normativas que, por otro lado, no harán sino acelerar un proceso que ya venía produciéndose en los secciones hortofrutícolas como respuesta a un consumidor cada vez más consciente y preocupado por cómo su cesta de la compra impacta al medio ambiente. De hecho, según explica Aldi Supermercados en su ‘Observatorio de Frescos 2022’, “la sostenibilidad se está convirtiendo año tras año en un factor determinante para la decisión de compra”. No en vano, un 56% de   los clientes dan bastante o mucha importancia al envase de los frescos y casi siete de cada diez (69%) valoran en gran  medida que estos sean sostenibles. Sobre las preferencias, el 59% de los españoles afirma que intenta comprar siempre los frescos a granel para evitar el uso de envases.

El plástico, en el punto de mira

También en el citado estudio, se indica que la medida más valorada por los españoles en materia de sostenibilidad es la reducción de plástico en los envases (60%), seguida del uso de envases biodegradables (40%) y reutilizables (39%). Ante este escenario, el sector de distribución busca el modo de ser más “verde”. Desde Eroski se resume la situación al aseverar que se está trabajando “intensamente” para “conciliar la sostenibilidad con la venta de producto envasado”. Y es que no debe perderse de vista que “los envases y embalajes son necesarios”, en palabras de El Corte Inglés, por lo que el objetivo, abunda esta misma fuente -en una opinión extensible al resto de operadores- es encontrar un “packaging sostenible”. Y, en base a los datos reflejados por el citado observatorio, parece que los operadores van por buen camino. No en vano, la categoría donde los consumidores perciben que se han llevado a cabo más medidas de sostenibilidad es en verduras y hortalizas frescas (34%), seguidas de fruta (19%) y el pescado y el marisco (18%).

A grandes rasgos, las medidas tomadas para conseguir un envoltorio cuya huella medioambiental sea mínima han sido tres: eliminar el plástico que no aporta valor (por ejemplo reduciendo el gramaje); incorporar el máximo de polímeros reciclados (especialmente rPET) o sustituirlo por otros materiales. En líneas generales, en el sector hortofrutícola han obtenido una gran aceptación dos categorías de materiales, los derivados del cartón y los “bío”, incluyendo en esta última categoría materiales conocidos como la celulosa y la madera y otros nuevos como el bambú, el PHA o el PLA. En este camino se han visto ayudados, cuando las circunstancias así lo requerían, por lacas y laminados plásticos para proteger los envases que vayan a ser expuestos en condiciones particulares (como en frío o ambientes húmedos) o que contengan alimentos que requieran de una protección extra (por exudación o conservación). Incluso en campos muy complejos, como las bolsas de malla, hemos asistido a varias novedades. Por ejemplo, Alcampo cuenta con bolsas de malla con más de un 50% de rPET apto para el contacto alimentario, que es además reutilizable. En paralelo, las bolsas compostables se han hecho un hueco y están presentes en grandes operadores como Mercadona (hechas a partir de fécula de patata), Ahorramas, Aldi, Consum o Lidl. Una segunda alternativa son las de papel, ofrecidas por Eroski (que las complementa con alternativas compostables) o El Corte Inglés.

Muy en boga está también la sustitución de las tradicionales bandejas de poliestireno de frutas y verduras envasadas por compostables (Alcampo ofrece uvas ecológicas sin pepitas ‘Alcampo Producción Controlada’ en una tarrina de 400 g elaborada a base de pulpa de madera mezclada); de cartón (Eroski o Consum); o con porcentajes de rPET que varían entre el 25% y el 100%, como el gazpacho de El Corte Inglés o los boles de ensaladas de Aldi.