Carlos III y el Madrid ilustrado: el rey que modernizó la ciudad
Carlos III (1716-1788) fue un monarca ilustrado de la dinastía de los Borbones, rey de España desde 1759 hasta su muerte.
Nacido en Madrid como hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio, antes había reinado en Nápoles y Sicilia, donde adquirió experiencia en reformas modernas. Su llegada al trono español marcó un impulso reformista bajo las ideas de la Ilustración. En Madrid, su ciudad natal, emprendió un ambicioso plan de mejoras urbanas y culturales. De hecho, la historiografía y la tradición le atribuyen el apodo de “el mejor alcalde de Madrid”, debido a las profundas transformaciones que introdujo en la capital durante su reinado.
En este artículo se repasan algunos de sus principales logros y su legado visible en el Madrid actual.
Quién fue Carlos III y por qué se le relaciona con Madrid
Carlos III de España, fue el tercer hijo de Felipe V y gobernó nuestro país desde 1759 hasta 1788, tras la muerte de su hermano Fernando VI. Se le llama “ilustrado” porque abrazó ideas de progreso económico, científico y social propios de la Ilustración. Su reinado coincidió con un notable florecimiento cultural en España, por ejemplo, impulsó la creación de la Sociedad Económica de Amigos del País (1765) y promovió la Academia de Bellas Artes en San Fernando.
Sin embargo, su vínculo más famoso con Madrid fue la modernización de la ciudad. Al subir al trono, encontró una villa de calles angostas, mal pavimentadas y mal alumbradas, carente de muchos servicios básicos (agua, alcantarillado, limpieza pública). Frente a este panorama, Carlos III decidió aplicar soluciones prácticas, reguló el abastecimiento de agua, abrió nuevos paseos arbolados, mandó empedrar y adoquinar las calles, organizó el alumbrado público y estableció un servicio de limpieza urbana.
El “mejor alcalde” de la capital
El título de “mejor alcalde” no figuró en documentos oficiales, pero se ganó esa fama popular gracias a las medidas urbanísticas y de salubridad que promovió. Bajo su mandado, Madrid pasó de ser una ciudad oscura, estrecha y poco higiénica a tener amplios paseos arbolados, calles reglamentadas y servicios públicos eficientes. Las crónicas contemporáneas y estudios modernos destacan cómo ensanchar el trazado urbano y mejorar la salubridad fueron ejes de su gestión.
Por ejemplo, ordenó convertir vías estrechas en amplios paseos (como el de la Castellana, Recoletos o el del Prado), dotándolas de aceras y vegetación También mejoró el alcantarillado: se abrieron nuevos pozos de aguas servidas en las casas para evacuar residuos y evitar malos olores Además, instaló alumbrado público con lámparas de aceite en plazas y calles principales para iluminar la noche madrileña y reforzó el empedrado de las vías Para la limpieza, creó el primer cuerpo de barrenderos municipales que recorrían la ciudad recogiendo basura.
Entre las acciones concretas destacan:
- Ensanchar y ornamentar vías: abrió o prolongó paseos arbolados (Paseo del Prado, paseo de la Castellana, Recoletos, Delicias, etc.) para reemplazar calles antiguas y estrechas Estos ensanches se decoraron con fuentes monumentales (Cibeles, Neptuno, Apolo) y se empedraron sus calzadas para facilitar el tránsito peatonal y vehicular.
- Saneamiento y alcantarillado: mandó construir una red de alcantarillas y pozos que evacuaran las aguas negras al río Manzanares, reduciendo las pestes y enfermedades que antes afectaban a la villa Cada casa debía tener un pozo o conexión a la red.
- Alumbrado público: se instalaron farolas de aceite en las calles principales para iluminar la ciudad por la noche Este servicio de alumbrado novedad mejoró la seguridad y la vida social nocturna de la corte.
- Limpieza urbana: se organizó un cuerpo municipal de barrenderos y basureros para recoger residuos sólidos y mantener limpias las calles Fue la primera vez que Madrid tuvo un servicio regular de limpieza financiado por el Ayuntamiento.
Estas reformas prácticas, articuladas bajo la supervisión del rey y sus ingenieros (como el arquitecto Francisco Sabatini), marcaron un salto cualitativo. En la mentalidad ilustrada, aplicar la razón a la gestión urbana era parte de promover el bienestar colectivo, por eso los madrileños asociaron su nombre a la idea de ciudad modernizada y higiénica.
Las grandes obras del Madrid ilustrado
Además de los servicios urbanos, Carlos III impulsó numerosas obras de gran calado que dieron un perfil monumental al Madrid ilustrado. Encargó a arquitectos de primer nivel que levantaran palacios, puertas triunfales, instituciones científicas y espacios públicos, todo bajo un estilo neoclásico sobrio. Muchas de estas intervenciones en la ciudad constituyen hoy los elementos más visibles de su legado. A continuación se describen las principales realizaciones del periodo.
El Paseo del Prado y el eje del arte
Uno de los proyectos más trascendentes de Carlos III fue completar el Paseo del Prado como un gran bulevar ajardinado en el corazón de la ciudad. Este eje arbolado, que hoy forma parte del área llamada Paisaje de la Luz, inscrita como Patrimonio Mundial de la UNESCO, había sido iniciado siglos antes, pero bajo el nuevo rey cobró nueva vida urbana. Con sus reformas, Carlos III acondicionó el Prado Viejo con fuentes y caminos, transformándolo en lugar de esparcimiento público. Allí además añadió instituciones culturales y científicas para dar al paseo un carácter ilustrado.
En este contexto, la figura de Juan de Villanueva (arquitecto real favorito de Carlos III) fue clave: diseñó el edificio del Gabinete de Historia Natural para albergar colecciones científicas, concebido como antecesor del actual Museo del Prado. Villanueva proyectó además el Observatorio Astronómico y colaboró en el Jardín Botánico (originalmente trazado por Sabatini), cerrando así un triángulo de edificaciones que homenajean las ciencias frente al Retiro.
Todos estos esfuerzos urbanísticos se enmarcaron en la idea ilustrada de “abrir el conocimiento a toda la ciudadanía”, dando al paseo un auténtico eje del arte y la ciencia. Carlos III creó así un espacio de difusión cultural con vocación pública, que aún hoy es uno de los valores patrimoniales más reconocidos de Madrid.
Puerta de Alcalá, Real Jardín Botánico y Museo del Prado
- Puerta de Alcalá: esta majestuosa puerta monumental, situada en la plaza de la Independencia, fue mandada construir por Carlos III en sustitución de un antiguo acceso medieval. El rey encargó personalmente su diseño al arquitecto italiano Francisco Sabatini, quien presentó varios proyectos a concurso. La elección recayó en Sabatini, derrotando a destacados arquitectos locales como Ventura Rodríguez y José de Hermosilla. La nueva Puerta de Alcalá (frente a la Cibeles) se erigió entre 1769 y 1778 en estilo neoclásico, un gran arco triunfal de granito decorado con esculturas alegóricas y coronado por el escudo real. Desde entonces, este icono urbano rememora su figura: fue construida “por mandato de Carlos III” según recuerda la enciclopedia, convirtiéndola en emblema del Madrid ilustrado.
- Real Jardín Botánico: en línea con la apuesta por las ciencias, Carlos III decidió trasladar y construir el Real Jardín Botánico en las huertas del Prado Viejo. Como ordena la historia oficial, por real resolución el monarca dispuso mover el jardín botánico de Migas Calientes al Prado Viejo (alrededor de 1774). Él mismo supervisó todo el proyecto inicial: Sabatini trazó los planos originales, organizando las terrazas y paseos en un diseño trapezoidal armonioso, y tras la muerte de Sabatini continuó el arquitecto Juan de Villanueva. El botánico se terminó en 1781 y quedó concebido bajo la guía del sabio Casimiro Gómez Ortega, fusionando la ciencia natural con la geometría del jardín.
- Museo del Prado (Gabinete de Historia Natural): Carlos III encargó a Juan de Villanueva el diseño del edificio que ocuparía el Real Gabinete de Historia Natural, la futura sede del Museo del Prado, dentro del plan de urbanización del Salón del Prado. Como explica la enciclopedia del Prado, la sede actual del museo nació en tiempos de Carlos III, originalmente concebida por su ministro Floridablanca y aprobada por el propio monarca, se planeó construir allí la pinacoteca junto al Botánico y el Observatorio. El proyecto neoclásico de Villanueva fue aprobado en 1786 y supuso el culmen de su carrera, aunque el museo abierto al público finalmente se inauguró en 1819. De esta manera, Carlos III puso las bases arquitectónicas para una institución cultural de alcance mundial, sellando con ello su contribución al patrimonio artístico de Madrid.
La visión urbana e higienista de Carlos III
Además de los grandes proyectos arquitectónicos, la visión urbana de Carlos III se caracterizó por un enfoque higienista propio de la Ilustración. No se limitó a construir monumentos, sino que aplicó la razón a la sanidad y al orden público en toda la ciudad. En la práctica, esto se tradujo en medidas de alumbrado, limpieza y modernización de servicios básicos, estrechamente ligadas a la salud pública y el bienestar de los vecinos. Por ejemplo, se dictaron reglamentos para mantener limpias las calles, se obligó a los vecinos a ventilar sus viviendas, se coordinó la retirada de carroñas de animales muertos para evitar pestilencias y se supervisó la recolección de basuras.
En cuanto al alumbrado, Carlos III promovió el uso de farolas de aceite en plazas y vías principales, garantizando que Madrid ya no quedara sumido en la oscuridad de velas y teas. Así, sus calles se iluminaron de manera sistemática cada noche, un adelanto notable para la época. Las lámparas instaladas seguían modelos europeos modernos, reforzando la seguridad urbana y la vida nocturna en la corte. Del mismo modo, se llevó el agua potable y los desagües por toda la ciudad, se construyeron nuevas fuentes públicas abastecidas por los canales de la Casa de Campo, y sobre todo se extendió el alcantarillado para evacuar aguas negras y pluviales. Estas obras de higiene urbana fueron esenciales, abiertas en coordinación con Sabatini y sus ingenieros, las tuberías y pozos redujeron las epidemias.
El Madrid actual y su huella visible
El legado de Carlos III sigue muy presente en el Madrid contemporáneo, tanto en sus espacios físicos como en la cultura de la ciudad. Gran parte de lo que hoy disfruta el ciudadano de a pie fue definido o promovido por aquel monarca. En el centro de Madrid perdura la Plaza de la Independencia con la Puerta de Alcalá, construida bajo su reinado.
El Paseo del Prado conserva el trazado arbolado de la Colina de las Ciencias, ahora escenario del llamado Paseo del Arte, en el que se agrupan el Museo del Prado, el Museo Reina Sofía y el Thyssen. El Jardín Botánico junto al Prado sigue abierto como institución científica, y el Observatorio Astronómico es hoy la sede del Real Instituto y Observatorio de la Armada. Incluso Plaza de la Armería y Plaza de Oriente mantienen la impronta real que él ordenó al reformarse el entorno del Palacio. Por todo ello, su mano se percibe en calles y plazas emblemáticas, y muchas rutas turísticas recorren estos lugares.
Además, la memoria de Carlos III se celebra mediante monumentos y actividades conmemorativas. Un ejemplo reciente es la estatua ecuestre en la Puerta del Sol (inaugurada en 1994), un bronce que muestra al rey a caballo fue colocado allí precisamente para honrarlo como “el mejor alcalde” de la ciudad. En el pedestal figura su nombre y ha devenido en punto de referencia para paseos históricos. Asimismo, existen recorridos guiados y visitas culturales dedicados a su figura. La Comunidad de Madrid organiza itinerarios titulados “El Madrid de Carlos III”, destacando que fue en su reinado cuando se completó el trazado monumental de la ciudad. En estos recorridos se visitan plazas y edificios claves de su época; lo mismo hacen colegios e instituciones educativas en salidas culturales sobre el Madrid ilustrado.
Por último, seguro que este paseo por la historia te ha dado ganas de salir a recorrer la ciudad. ¿Quieres saber qué puede ofrecerte Madrid hoy?.