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Llegó la hora del despegue

Señores pasajeros, nuestro vuelo al presente va a efectuar su salida. Por favor, abróchense sus cinturones y prepárense para disfrutar de un placentero viaje. Sin más preámbulos, enfocamos la pista de despegue. ¡Bienvenidos a bordo, y gracias por confiar una vez más en nuestra compañía: ‘La vida’!

Ahora que hemos alcanzado una altura estimable, desabróchense sus cinturones, y, para todos aquellos que por primera vez asisten a nuestro vuelo al presente, por favor, no hagan uso de sus teléfonos móviles, acomoden sus asientos y disfruten del comienzo de una nueva aventura.

A modo de preaviso, ya saben que la incertidumbre surca desde hace mucho tiempo nuestros cielos, así que no se sorprendan si acontece alguna que otra turbulencia. ¡No pasa nada: es parte del viaje! Casi sin que se den cuenta, habremos alcanzado una altura de vuelo de 8 mil millones de personas, y les aseguramos que entre todos nos iremos ajustando por el camino. Sin darnos cuenta, estaremos disfrutando de una altura de crucero, perfecta para la navegación saludable que nos llevará a nuestro destino: vivir en plenitud.

Son muchos los informes que vienen augurando el incremento del ‘auge del yo’. Y es aquí donde identificamos la primera gran tendencia del momento que nos ha tocado vivir: aceptar que somos incapaces de recuperar el aliento. Saben que vivimos en permanente crisis. La productividad del malestar afecta de forma distinta, según la naturaleza de los mercados. En los contextos emergentes se afrontan las turbulencias con mayor resiliencia, amparada por el anhelo de encontrar los tan ansiados derechos sociales, incluso, derechos humanos (un claro ejemplo es, en la actualidad, Irán).

Y para los que viven en mercados maduros, la permanente incertidumbre se carea con mayor cansancio, incluso, levanta una fuerte nostalgia. Aquellos que quieren recuperar lo que se entendía como ´activos de la abundancia’, aunque son muchos los que ahora dudan sobre la verdadera naturaleza de nuestro concepto de progreso y ponen en duda si alguna vez ha supuesto un progreso real (Por ejemplo, el controvertido economista Thorstein Veblen en su aclamado libro “Teoría de la clase ociosa” de 1899) Bajo esta fragmentación manifiesta en ambos lados del mundo, lo que sí se percibe claramente es un ‘resquebrajo de la cohesión social’, manifestando el incremento continuado de un ‘enfado colectivo’. Una furia global que podría ser la base de inminentes levantamientos sociales: unos por conseguir lo que nunca han conseguido, y otros, por regresar a lo que tenían.

Curiosamente este hartazgo social funciona por igual en cualquier mercado, enalteciendo altos ratios de polarización. La herejía del cobijo fácil. Una bolsa de boxeo para tirar toda la basura que creemos que nos divide equivocadamente. Un modo de regulación organizativa que enardece discusiones que cohesionan. El enfurecimiento de la masa que al mismo tiempo la calma (“The Hidden Drug”, informe LLYC & Más Democracia, diciembre 2022).

Parte de las múltiples decisiones que tenemos que tomar a diario podrían suponer una verdadera carrera de obstáculos para aquellos colectivos más vulnerables.

Las sociedades son estructuras de comportamientos organizados que nos permiten interactuar diariamente con cierto automatismo. Se podría decir que muchas de nuestras rutinas diarias se producen sin ‘pensar’. Por eso, no sería ninguna exageración decir que parte de las múltiples decisiones que tenemos que tomar a diario podrían suponer una verdadera carrera de obstáculos para aquellos colectivos más vulnerables –dígase por ejemplo, los seniors, marcando doblemente su propia desventaja, porque: “¿hasta qué punto la vulnerabilidad estructural que sufren nuestros mayores amenaza no sólo su propia viabilidad, sino que merma su capacidad para tomar decisiones ante un flujo de preocupaciones que incide por encima de la media incidiendo de pleno en su salud mental? (“La falacia de la igualdad”, Mónica Martínez Bravo, El País, 18 diciembre 2022).

Y es aquí donde nuestro viaje se engancha a la placentera velocidad de crucero. Partiendo de la base de que nos quedan muchas fallas que asentar y que las carreras de fondo no son de hoy para mañana, la realidad es que 2023 lo tenemos que considerar un año de despegue que viene marcado por poner “foco” en pro de la plenitud de la vida senior:

El foco en la serenidad, que se profundiza solo cuando se entiende la salud individual de quien se sabe y se conoce. Miremos y trabajemos nuestro propio yo interior, aunque a veces esto sea un ejercicio inaudito en medio de la batalla. Los seniors aportan a la sociedad la experiencia acumulada de quien le ha servido el camino para conocerse. El foco pasa por poner en firme acento en pro de la comunidad. La inteligencia de apoyarse en el colectivo. Bendita la riqueza de las comunidades plurales de individuos que conviven en formato intergeneracional.

Por último, el foco en la claridad, que despeja tempestades que proceden de la integración entre disciplinas, y que, a su vez, implica altura de miras proveniente de la correlación pública y privada en sana convivencia con la academia.

No tengan ninguna duda. El vuelo al presente con destino a una vida plena es un regalo. Estamos en un periodo de turbulencias, pero una vez que las atravesemos, nos espera un cielo lleno de vida.

Dedicado a toda la comunidad senior, porque nunca una sociedad le ha debido tanto a un colectivo.

*Alejandra Nuño es socióloga, consultora independiente de crecimiento sostenible, salud y bienestar. Top Voice Gender Equity 2022.

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