Las 10 clásicos del ballet más famosos y bonitos del mundo

El ballet clásico es una de las representaciones artísticas más bellas del mundo y cargada de una historia que se remonta al renacimiento italiano. La danza clásica ha evolucionado con el paso de los años y han surgido numerosas escuelas como la rusa, italiana, cubana y americana.

Grandes compositores del ballet clásico

La historia del ballet no puede entenderse sin la música. Por eso, detrás de cada salto y giro sobre el escenario, siempre hay un compositor que dio forma sonora a esas coreografías inolvidables. Así, después de recorrer algunas de las obras más emblemáticas de la historia de la danza, es el momento de hablar de los grandes compositores del ballet clásico que compusieron algunas de ellas. 

Piotr Ilich Tchaikovsky

El nombre de Tchaikovsky está grabado con letras de oro en la historia del ballet, ya que su música ha acompañado a algunos de los títulos más emblemáticos del repertorio clásico. Sus obras destacan por la capacidad de emocionar y acompañar cada movimiento con un sentido profundo.

En El lago de los cisnes, su partitura envuelve la historia con melancolía, romanticismo y elegancia; en El Cascanueces, nos traslada a un mundo mágico de fantasía navideña con melodías inolvidables; y en La bella durmiente, nos regala un cuento de hadas con música refinada.  

Adolphe Adam

Adolphe Adam compuso Giselle, una de las obras más románticas del ballet a nivel internacional. Esta pieza, que mezcla el amor, la muerte y lo sobrenatural, necesitaba una música que acompañara cada momento de la historia... y Adam lo logró.
Su estilo es claro, emotivo y acompaña con precisión los movimientos escénicos. 

Igor Stravinsky

Cuando se habla de innovación en la danza, siempre aparece el nombre de Igor Stravinsky, ya que su ballet La consagración de la primavera marcó un antes y un después en el mundo de la música y la danza.
Su estreno fue tan impactante que provocó un auténtico escándalo en la sala. ¿El motivo? Su música rompía con todo lo establecido al apostar por ritmos agresivos y sonidos inesperados, y el público no estaba preparado para ello. Sin embargo, en el presente está considerada una obra maestra. 

Riccardo Drigo

Riccardo Drigo fue un compositor y director italiano que desarrolló parte de su carrera en Rusia. Allí, su música se convirtió en un pilar del ballet clásico.
En la adaptación coreográfica de La flauta mágica, supo hacer que la música y el movimiento se fundieran con elegancia, dando a cada personaje y escena su propio sonido. 

De esta manera, sus composiciones se convirtieron en una parte esencial de la tradición de la escuela de danza rusa, donde se valoraba especialmente la precisión y la expresividad. 

Ludwig Minkus

Ludwig Minkus dominaba como nadie el arte de crear pensando en el movimiento. Así, compuso melodías pensadas para que los bailarines pudieran lucirse con cambios de ritmo marcados y momentos brillantes que daban fuerza a las coreografías. 

Destaca especialmente su obra Don Quijote por su carácter alegre. Además, incorpora pegadizos sonidos con aire español que encajan a la perfección con el tono dinámico de la obra. Esto hace que sea uno de los ballets más espectaculares y aplaudidos del repertorio clásico. 

Georges Bizet

Aunque Georges Bizet escribió Carmen como ópera, su música tiene tanta fuerza que fue adaptada con éxito al ballet. Cada compás de esta obra respira pasión, tensión y dramatismo. Además, Bizet supo captar el carácter de los personajes con música intensa y muy visual.

Serguéi Prokófiev

Prokófiev convirtió el clásico de Shakespeare, Romeo y Julieta, en un ballet cargado de emoción y profundidad. Su música recorre todos los matices del amor y la tragedia de la historia.

No obstante, lo que hace especial esta obra es la forma en que el compositor juega con los contrastes, combinando momentos líricos suaves y delicados con otros intensos y dramáticos.

Felix Mendelssohn

Este autor tuvo la capacidad de crear atmósferas encantadoras gracias a su sensibilidad. Esto hizo que se convirtiera en una figura esencial dentro del ballet lírico y poético.   

La música que Mendelssohn compuso para Sueño de una noche de verano es pura magia. La composición es una partitura ligera y llena de detalles que encajan a la perfección con el mundo de hadas, enredos y sueños de la historia de la obra.
Un dato curioso es que la famosa Marcha nupcial nació precisamente de esta obra, y hoy en día sigue sonando en bodas de todo el mundo.