

El nuevo consumidor: de la alegría a la cautela
Alimarket Gran Consumo
Los acontecimientos mundiales de los dos últimos años, con una pandemia, el incremento del coste de las materias primas y una guerra en territorio europeo, que ha abierto aún más la grieta de la crisis energética que se estaba fraguando, han movido los cimientos sociales, políticos y económicos. El presente y el futuro próximo se dibuja bajo una cortina de incertidumbre y el consumidor, que ha mostrado su gran capacidad de resiliencia, vigila con cautela.
En este contexto actual se han perfilado diferentes tipos de consumidor con hábitos que marcan la pauta del mercado actual. Por un lado, vemos los compradores que se han vuelto más conscientes ante los problemas económicos y la fuerte inflación de los precios, así como por el cuidado del Planeta. La escasez, el desabastecimiento, los retrasos en la distribución y la creciente importancia de la sostenibilidad han impulsado un movimiento de vuelta a lo natural y un consumo más moderado. De ahí el avance de la demanda de productos ecológicos, de aquellos que se comercializan en envases más sostenibles, los que se cultivan con mejores prácticas y cuidando el medio ambiente, y los que emplean un transporte ético. En este punto, vemos cómo algunas empresas ya han comenzado a tomar medidas ante esta última cuestión. Según informan desde la consultora Mintel, la filial sueca de Lidl anunció que dejaba de adquirir alimentos transportados en avión para reducir su huella hídrica. Empieza a crecer en la mente de muchos consumidores que cuanto más lejana es la procedencia de los alimentos y bebidas que comercializa un establecimiento, mayor es su impacto sobre el medio ambiente. Y es que reducir las emisiones de CO2 es un objetivo que va más allá de la distancia recorrida. Por ejemplo, en Letonia, el tomate triturado ICA se comercializa en envases apilables para optimizar el transporte, mientras que en Noruega el néctar tropical Eldorado está elaborado a partir de concentrado, lo que permite reducir un 80% el volumen de transporte, ya que el agua se añade durante el proceso de producción. El consumidor también busca que el concepto de huella de carbono sea más tangible.
Otro de los valores que reclama el consumidor de hoy en día a las empresas es la honestidad, así como los compromisos éticos de las marcas como estrategia a largo plazo. Continuando con información de Mintel, el consumidor quiere saber más de las marcas que compra y quiere que lo transmitan de forma transparente. Además de destacar sus fortalezas, quiere que muestren sus debilidades así como el plan para abordarlas en el futuro. Y en este contexto actual inflacionista también valoran a aquellas empresas y marcas que son capaces de explicar de dónde viene el incremento actual del coste de los productos. Mintel descubrió que alrededor de un 80% de los consumidores en la región de Asia y Pacífico aseguraban que serían fieles a las marcas que fueran transparentes con los clientes a la hora de explicar el aumento de los precios. De este modo, crear una narrativa de valor en cuanto a seguridad, bienestar, nutrición… será de lo más positivo.
El consumidor alegre
Ante un contexto marcado por tanta incertidumbre y noticias negativas, algunos consumidores necesitan diversión en su día a día, y están abiertos a experimentar y a buscar la alegría en lo cotidiano. Y aquí las marcas pueden ser un vehículo esencial para resaltar la positividad a través de nuevos productos, formatos, envases…, que ofrezcan, además, interacciones lúdicas. En este punto el uso de las redes sociales o la introducción de elementos gamificados pueden ser un acierto. Y es que con un consumidor con un estilo de vida más digital, las empresas están acelerando su digitalización, de ahí que en los últimos dos años hayan crecido el número de tiendas online en el sector de frutas y hortalizas, y continúa incrementado la venta online en los supermercados, una vez que el cliente se ha sentido cómodo y satisfecho con el servicio. Y en el segmento en el que vemos una mayor consolidación es el grupo de los seniors. Según apunta el informe de LLYC sobre las diez grandes tendencias de consumo en 2022, el uso de la red crece por parte de los mayores de 65 años, un dato que no habría que ignorar.
Por otro lado, aumentará la demanda de experiencias en el hogar, de ahí que es posible que crezcan los kit de productos, las clases de cocina digitales, el snacking y los productos con vinculación emocional a través de la textura y el sabor. Y de esto saben mucho los fabricantes de IV y V gama, así como los comercializadores de frutas y hortalizas que se van sumando a esta tendencia con nuevas propuestas.
La salud como reclamo
El sobrepeso, las enfermedades mentales, el envejecimiento, la polución, el abuso de los azúcares… son cuestiones que preocupan al consumidor, de ahí que comer sano se haya convertido en un asunto de primer orden para muchas personas. Aquí las frutas, las verduras y los productos de IV y V gama tienen mucho que aportar. Estas últimas, además de ofrecer salud, regalan comodidad y tiempo, bienes muy preciados en la actualidad. Y en el “ahora” y el “ya” es donde muchas empresas han encontrado un camino de diferenciación ante un consumidor más impaciente y exigente.
Según comparte la consultora Mintel, el 45% de los japoneses aseguran que tener un estilo de vida ocupado hace muy difícil llevar una dieta saludable. De ahí que las empresas del sector siguen teniendo una gran oportunidad para satisfacer a este consumidor, que además de comer sano, quiere su bienestar. Muchos de ellos estarán dispuestos a gastar más para cuidarse. Para la consultora Euromonitor, los productos con declaraciones de propiedades saludables, en particular las relacionadas con el sistema inmunológico, el estado de ánimo y el control de la concentración, están en aumento gracias a que los consumidores son más conscientes de cómo los alimentos pueden ayudar de forma natural a fortalecer la salud y prevenir enfermedades.