Los retos de la Inteligencia Artificial y de la sostenibilidad centran buena parte de los debates en la primera jornada de LIBER
Los profesionales abogan por poner límites al uso y ofrecer a lectores, y en su caso a los autores, saber cuándo se ha empleado la IA para la creación, corrección o traducción de las obras literarias.
El sector del libro sigue apostando por construir una actividad sostenible que contribuya a reducir su huella de carbono, que ya es una de las menores del sector industrial.
Los retos de la Inteligencia Artificial (IA) y de la sostenibilidad en el sector del libro han ocupado buena parte de las mesas redondas de la primera jornada de la 41ª Edición de LIBER, la Feria Internacional del Libro, que se ha iniciado hoy en Madrid.
La irrupción de la Inteligencia Artificial, como ocurrió hace unos años con la digitalización, ha llegado a todos los sectores, entre ellos, el del libro, por lo que se hace necesario plantearse cómo puede afectar a los diferentes actores del sector, especialmente a autores, traductores y correctores. Para estos profesionales, como se ha señalado durante las jornadas, el desarrollo tecnológico se plantea no solo como un desafío sino, también, como una oportunidad. Así lo han planteado las traductoras Judith de Diego, Rocío Serrano y Carmen Torrijos para quien más allá de ver la IA como una amenaza, quieren platearse el uso de la tecnología como herramientas “que trabajen en nuestro favor. Hemos de superar la desinformación actual que causa el miedo”. Los profesionales consideran importante tener la oportunidad tanto de usarla como de no usarla, “que no existan ni prohibiciones, ni obligación de usarla como se puede plantear”.
Un aspecto que se ha querido poner de relieve durante los debates es que es necesario poner en valor el conocimiento y la preparación humana frente a las máquinas. En este sentido, se ha abogado también porque los lectores puedan saber cuándo en un libro se ha empleado la Inteligencia Artificial en la creación, en la corrección o en la traducción.
Frente a la alta valoración que se hace de la tecnología, otras participantes en las mesas de debate, como la traductora Nùria Molines, considera que la IA “puede aportar mucho, pero no tanto como se dice”. En este sentido considera, al igual que con los lectores, informar a “los autores que se está utilizando la IA para la traducción de sus textos”.
En líneas generales, los profesionales consideran que la utilización de la IA producirá algunos cambios en el sector del libro pero que aún es pronto para saber de qué tipo. Lo que sí plantean es que es necesario educar tanto al sector como a los lectores para que esta irrupción de la IA no suponga una merma de la calidad. “No puede suponer una merma de la creatividad”.
Precisamente porque aún estamos en una fase muy temprana del uso de IA, la traductora Rocío Serrano ha abogado por “más allá de poner un cordón sanitario, establecer límites y regular algunas cuestiones”. En este sentido, se ha planteado la necesidad de hacer una revisión de cuestiones de la Ley de Propiedad Intelectual como el uso académico que abre la posibilidad de emplear los contenidos para la creación de herramientas con las que luego se puede generar un lucro.
El reto de construir un sector del libro sostenible
Otro de los retos que está afrontando el sector del libro es el de la sostenibilidad. Cada vez son más las empresas editoriales que están midiendo la huella de carbono de sus ediciones y que las están dando a conocer a los lectores que compran sus libros. Desde hace unos años, el Institut de l’Ecoedició de Catalunya ha desarrollado una herramienta que permite calcular el impacto ambiental tanto del libro en papel como de las ediciones digitales. Esto facilita conocer el impacto de la actividad y tomar decisiones adecuadas que permitan reducir su efecto en el entorno. “El lector tiene derecho a conocer el impacto medioambiental del libro y que esta información sea veraz. Si somos capaces de hacer esto también estaremos haciendo una labor de concienciación”, ha explicado Jordi Panlleya, impulsor del Institut. Frente a las buenas intenciones y el ‘greenwashing’, Panlleya apuesta por la verificación, en ofrecer “información relevante que esté verificada”, no solo porque ayuda a mostrar lo que se hace sino porque “se convierte en una herramienta de mejora continua”.
Más allá de conseguir un sector neutro en carbono, el sector se plantea colaborar para avanzar hacia un planeta “Nature-positive”. La cuestión, como explicó Germán Granda, director General de Forética, es que las acciones que hagan todos los sectores “tengan un impacto positivo en las personas y en el medio ambiente”.
Al analizar el impacto sobre el medioambiente, Manuel Domínguez, director general de ASPAPEL, quiso romper una lanza en favor del papel como producto “sostenible, reciclable, reutilizable y cuando no puede ser esto, biodegradable”.
En España, la industria papelera ha avanzado mucho en la gestión sostenible de los bosques. Esto resulta muy importante ya que, como se ha explicado hoy en LIBER, el próximo 1 de enero entrará en vigor el Reglamento europeo de lucha contra la desforestación que obligará a los productores a cumplir algunas cuestiones como la prohibición de introducir, comercializar o exportar productos que estén elaborados con materias primas de lugares libres de desforestación; que no estén producidos de conformidad con las legislaciones del país de producción y que no realicen una declaración de diligencia debida.
En este sentido, José Causí, director General de Montes y Biodiversidad del Gobierno de Cantabria ha mostrado su confianza en el sector papelero español ya que lleva una trayectoria de trabajo hecho a lo largo de los años.
LIBER 2023, organizada por IFEMA MADRID y la FGEE, es una feria patrocinada por el Ministerio de Cultura y Deporte, ICEX España Exportación e Inversiones, Comunidad de Madrid, Ayuntamiento de Madrid y el Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO). Asimismo, cuenta con la colaboración de Acción Cultural Española (AC/E) y de la Asociación de Editores de Madrid.