La energía fotovoltaica acelera su contribución a la economía y la innovación española
España consolida su posición entre los diez mayores mercados solares del mundo con más de 7.200 MW nuevos en 2024, según el Informe Anual de UNEF
La energía fotovoltaica española avanza con paso firme como una de las principales locomotoras de la economía verde nacional. Así lo refleja el Informe Anual 2025 de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), presentado bajo el título “La energía fotovoltaica, motor de industrialización”, en colaboración con la Universidad de Castilla-La Mancha.
El estudio confirma que España se mantiene entre los diez mayores mercados fotovoltaicos del mundo, con 7.221 MW de nueva potencia instalada en 2024, y un acumulado de 40.294 MW, cifras que consolidan a la tecnología como la primera fuente renovable en expansión global. A escala mundial, la capacidad fotovoltaica superó los 2.246 GWp, tras añadir 602 GWp en un solo año, lo que demuestra la fortaleza y madurez de un sector en plena transformación industrial.
El crecimiento en España se ha apoyado especialmente en los proyectos en suelo, que sumaron 6.039 MW adicionales, alcanzando un total de 32.157 MW instalados. Aunque el autoconsumo experimentó una reducción del 31 % en la nueva potencia instalada —con 1.182 MW incorporados en 2024—, el segmento mantiene un papel clave en la transición energética, con 8.137 MW acumulados y una red de comunidades energéticas en clara expansión: 659 proyectos activos, un 30 % más que el año anterior.
“Estamos viendo cómo el modelo fotovoltaico español madura, se diversifica y extiende su impacto a todos los territorios”, destacó José Donoso, director general de UNEF, durante la presentación del informe. “La participación ciudadana y la cooperación local son ya un pilar del nuevo sistema energético y deben seguir creciendo con el impulso de un marco normativo claro y estable.”
Más allá de su expansión técnica, el estudio pone de relieve la dimensión económica e industrial de la energía solar en España. En 2024, el sector aportó 10.694 millones de euros al PIB, equivalente al 0,7 % del total nacional, y generó 146.764 empleos directos, indirectos e inducidos. Esta cifra supone un incremento sostenido de la ocupación ligada a la cadena de valor fotovoltaica, desde la fabricación de componentes hasta la operación, mantenimiento e integración digital.
La vocación exportadora de la industria también sigue siendo notable: el año pasado se alcanzaron 3.400 millones de euros en exportaciones, con especial presencia en seguidores solares, estructuras e inversores fabricados en España, que se han consolidado en los mercados de Europa y Latinoamérica. A pesar de un ligero retroceso del 5,7 %, la cifra evidencia la competitividad internacional del tejido industrial nacional.
Uno de los apartados más destacados del informe es la inversión en innovación y desarrollo, un ámbito en el que la fotovoltaica española duplica la media nacional. En 2024, las empresas del sector destinaron 521 millones de euros a I+D+i, lo que representa un 3,78 % de sus ingresos, frente al 1,61 % del conjunto de las compañías españolas. Este esfuerzo sostenido se traduce en avances tecnológicos en optimización de módulos, digitalización, integración de almacenamiento y hibridación con otras tecnologías renovables.
“La innovación es la garantía de competitividad y sostenibilidad futura del sector”, señaló Donoso. “Cada euro invertido en I+D+i genera un efecto multiplicador en empleo, exportaciones y modernización industrial. España tiene hoy la oportunidad de liderar la nueva generación de tecnologías solares y de almacenamiento en Europa.”
El informe subraya también el potencial del almacenamiento energético como próximo eje de desarrollo. Desde 2022, España acumula 2.205 MWh de capacidad detrás del contador, y existen ya más de 9,5 GW de proyectos con permisos de acceso. Aunque el ritmo de instalación se moderó el último año, UNEF considera que el almacenamiento será un factor determinante para la estabilidad del sistema eléctrico y la gestión de precios, además de un campo con amplias oportunidades industriales.
Para aprovechar plenamente ese potencial, UNEF propone reforzar la electrificación de la demanda y avanzar hacia un marco regulatorio que favorezca la integración del almacenamiento y la hibridación con baterías. “El desafío del siglo XXI no es producir más energía limpia, sino aprovecharla mejor”, recalcó Donoso. “Las redes de distribución deben planificarse para absorber la generación renovable y permitir nuevos usos eléctricos industriales, residenciales y de movilidad.”
Respecto al autoconsumo, el informe destaca que España dispone ya de una base sólida sobre la que construir una segunda ola de expansión, impulsada por la futura aprobación del nuevo Real Decreto de autoconsumo, que incorporará medidas clave como la ampliación de las distancias permitidas de conexión, la figura del gestor de autoconsumo o la posibilidad de compartir excedentes entre distintos consumidores.
UNEF valora estos cambios como pasos decisivos para dinamizar la inversión ciudadana y empresarial, y propone complementarlos con incentivos fiscales, simplificación administrativa y mejoras en los plazos de conexión. En palabras de Donoso, “la próxima década será la de la democratización energética, y el autoconsumo colectivo es su herramienta más poderosa”.
En el ámbito social y territorial, el informe resalta el impacto positivo de la fotovoltaica en el desarrollo rural y la cohesión regional. Las plantas solares están contribuyendo al fijar población, generar empleo local y aumentar los ingresos municipales, facilitando inversiones en servicios públicos e infraestructuras. “Los beneficios de la transición energética deben percibirse también en los pueblos y comarcas donde se genera la energía limpia que impulsa el país”, concluyó Donoso.
De cara a 2026, la asociación confía en que el marco regulatorio y la evolución del mercado permitirán mantener la senda de crecimiento, con un entorno cada vez más favorable a la electrificación, el almacenamiento y la innovación industrial.
“España ha demostrado que la fotovoltaica no solo es una tecnología energética, sino una palanca de industrialización, empleo y bienestar. Ahora debemos seguir construyendo sobre ese éxito con políticas estables y visión de largo plazo”, señaló el director general de UNEF.