

Edificios que piensan: confort, eficiencia y sostenibilidad en un solo sistema

Los edificios inteligentes ya no son un concepto futurista, sino una realidad conectada que combina tecnología, confort y sostenibilidad. La Semana Internacional de la Electrificación y Descarbonización será la gran cita del sector para descubrir cómo la innovación tecnológica está transformando la edificación.
Los edificios inteligentes representan la evolución natural de la construcción: incorporan tecnología avanzada para automatizar y optimizar su funcionamiento, garantizando espacios más eficientes, seguros y cómodos para quienes los habitan. Estos inmuebles conectados integran sistemas que controlan en red funciones clave como la climatización, la iluminación, la seguridad o el mantenimiento, adaptándose en tiempo real a las condiciones de uso y reduciendo así el consumo energético y el impacto ambiental.
En un contexto donde los edificios consumen, según datos de MITECO, el 40% de la energía final y generan el 36% de las emisiones de CO₂ en la Unión Europea, la automatización se ha convertido en un pilar clave de la transición energética. La domótica (para viviendas) y la inmótica (en grandes instalaciones) permiten controlar de forma remota y programada desde la iluminación hasta la seguridad. La normativa europea también empuja en esa dirección: la Directiva de Eficiencia Energética de los Edificios (EPBD) exige que todos los nuevos inmuebles estén “preparados para la inteligencia”. Y en España, el IDAE estima que implementar estas tecnologías puede generar ahorros energéticos de hasta un 30% sin renunciar al bienestar.
En este escenario, MATELEC 2025 se presenta como la gran cita del sector para descubrir cómo la innovación tecnológica está transformando la edificación. Allí, empresas líderes mostrarán soluciones que integran eficiencia, conectividad y sostenibilidad en los edificios del presente y del futuro.
Tecnología al control del edificio: automatización y domótica
Si en el pasado los edificios eran estructuras pasivas, hoy están empezando a “pensar”. Gracias a sistemas de automatización, muchos inmuebles pueden ajustar de forma autónoma su funcionamiento interno, respondiendo a la actividad de los usuarios y a las condiciones ambientales. Iluminación, temperatura, persianas o seguridad ya no dependen de la intervención humana constante: sensores y actuadores se ocupan de regularlos con eficiencia milimétrica.
Empresas participantes en la próxima Semana Internacional de la Electrificación y la descarbonización, como GIRA, JUNG y Theben, lideran esta revolución con sistemas basados en el protocolo KNX, que permite integrar distintas funciones del edificio en una misma plataforma de control. Desde una app o una pantalla táctil, el usuario puede ajustar la iluminación, climatización o persianas por zonas, crear escenas preconfiguradas o incluso automatizar tareas diarias en función de la hora o la presencia.
También desde España, Zennio ofrece soluciones avanzadas para viviendas, oficinas y hoteles. Su especialización en el sector hotelero se refleja en sistemas capaces de apagar luces y climatización automáticamente cuando una habitación queda vacía, o permitir el control total del confort desde una única pantalla en la pared.
En paralelo, ORBIS ha desarrollado dispositivos pensados para facilitar la entrada a la domótica doméstica: desde cronotermostatos WiFi hasta detectores de movimiento o interruptores horarios, todos compatibles con instalación rápida. Estas soluciones han hecho posible que hogares convencionales puedan dar el salto a la eficiencia automatizada sin reformas complejas.
En entornos de mayor escala, la automatización requiere sistemas robustos capaces de integrar múltiples subsistemas bajo una lógica centralizada. Es aquí donde destacan fabricantes como WAGO, con sus controladores programables y módulos de entradas/salidas, utilizados en centros comerciales, hospitales o sedes corporativas. Estas plataformas funcionan como el cerebro técnico del edificio, conectando protocolos como KNX, DALI o Modbus con una arquitectura de gestión global.
Todo este ecosistema tecnológico no es solo una mejora voluntaria: desde la actualización de la Directiva EPBD, los grandes edificios terciarios deberán incluir sistemas de automatización y control como medida obligatoria a partir de 2025, especialmente si superan cierta potencia térmica instalada. Lejos de tratarse de un trámite técnico, la automatización avanzada ya se contempla como la forma más efectiva de reducir consumos y emisiones en el parque inmobiliario europeo.
Gestión energética inteligente para edificios más sostenibles
Reducir el consumo sin perder confort es uno de los grandes objetivos del edificio inteligente. Gracias a la tecnología, hoy es posible monitorizar en tiempo real el uso de energía y actuar automáticamente para evitar derroches.
Empresas como CIRCUTOR lideran esta transformación con analizadores de redes y plataformas de gestión energética capaces de detectar excesos y optimizar el uso eléctrico. ORBIS, por su parte, ha desarrollado sistemas como WattsVision para controlar la climatización y la iluminación desde el móvil, ajustándose al uso real del espacio.
En el ámbito residencial, ISTA permite individualizar el consumo de calefacción y agua en comunidades, promoviendo un uso eficiente y cumpliendo con la normativa vigente. Para grandes instalaciones, COMSA Service ofrece una gestión integral con sensores, controladores y análisis continuo, mejorando el rendimiento de edificios como hospitales u oficinas.
Estas soluciones no solo reducen la factura energética, sino que se alinean con políticas públicas como el PNIEC, que impulsa la rehabilitación energética digitalizada con apoyo de fondos europeos.
Iluminación y climatización automatizadas
La iluminación y la climatización concentran buena parte del consumo energético en un edificio, pero también ofrecen enormes posibilidades de ahorro si se automatizan de forma inteligente. Gracias a la tecnología LED, fabricantes como LEDVANCE han conseguido reducir hasta un 80% el consumo frente a las bombillas tradicionales. Su catálogo incluye bombillas conectadas, sensores y luminarias profesionales que se integran fácilmente en sistemas domóticos.
Más allá del LED, lo relevante es el control. Empresas como Theben y Dinuy fabrican sensores de presencia, crepusculares y actuadores que apagan o ajustan la luz en función del uso real o de la luz solar disponible. Estas soluciones permiten que la iluminación funcione solo cuando hace falta, mejorando el confort y reduciendo el despilfarro energético.
En paralelo, compañías como GIRA y JUNG han desarrollado interfaces inteligentes para controlar no solo la luz, sino también la climatización. Esto incluye termostatos conectados y sistemas de zonificación, que adaptan la temperatura por estancia. También en este ámbito, ORBIS ofrece, el ya mencionado, cronotermostato WiFi accesible y fácil de instalar. Junto a soluciones como las estaciones meteorológicas domóticas de Theben, permiten automatizar toldos o persianas en función del sol, viento o temperatura exterior.
Todo ello se alinea con los requisitos del Código Técnico de la Edificación (CTE), que exige incorporar sistemas de eficiencia energética desde el diseño de los edificios. Así, automatizar la luz y el clima no solo es rentable: es obligatorio y sostenible.
El vehículo eléctrico como parte del ecosistema energético del edificio
La llegada masiva del coche eléctrico obliga a los edificios a repensar su papel: ya no basta con ahorrar energía, también hay que gestionarla para alimentar vehículos de forma eficiente, segura e integrada. Desde 2022, el Código Técnico de la Edificación (CTE) obliga a que todos los edificios de nueva construcción cuenten con espacios para la recarga de vehículos.
En MATELEC, este nuevo paradigma se materializa en cargadores inteligentes capaces de dialogar con el sistema energético del edificio. Firmas como EVBox (Países Bajos) y Mennekes (Alemania) presentan equipos con balanceo dinámico de carga, compatibilidad con energía solar y control remoto.
Desde España, Veltium ofrece cargadores domésticos e industriales con app móvil, integración fotovoltaica y modulación automática según la potencia disponible. A nivel europeo, la polaca Ekoenergetyka-Polska destaca con cargadores ultrarrápidos para flotas y comercios. También merece una mención especial Ohme, firma irlandesa que permite cargar el coche en las horas más baratas o más verdes del día, gracias a su integración con tarifas dinámicas y plataformas de gestión energética. Todo se gestiona desde una aplicación que optimiza el coste, la potencia y el origen de la electricidad.
Gracias a protocolos abiertos como OCPP, estos dispositivos pueden integrarse con sistemas BMS, instalaciones solares y tarifas horarias, convirtiendo al vehículo eléctrico en una pieza más del ecosistema energético del edificio. Así, el garaje inteligente deja de ser un mero consumidor de energía para convertirse en un nodo más de la red. Un espacio conectado que no solo recarga vehículos, sino que lo hace de forma eficiente y sostenible.
En última instancia, un edificio inteligente no es solo una construcción repleta de tecnología, sino un entorno vivo y adaptable, capaz de gestionar recursos de forma autónoma para alcanzar el máximo nivel de eficiencia energética, funcionalidad y confort. Lejos de ser una visión futurista, esta nueva arquitectura ya es tangible y se alinea con los grandes objetivos climáticos e institucionales de Europa.
Las fuentes oficiales lo confirman: la automatización reduce consumos, las normativas impulsan estándares más ambiciosos, y la experiencia de usuarios y gestores demuestra que la inversión en inteligencia arquitectónica es rentable, sostenible y necesaria.
Los edificios inteligentes se posicionan así como protagonistas de la nueva era de la construcción, integrando tecnología, eficiencia y bienestar en un único modelo. En ese camino, MATELEC 2025, que se celebra en IFEMA del 18 al 20 de noviembre junto a Genera, reúne a los actores clave de esta transformación, demostrando que confort y ahorro ya no son opuestos, sino parte de la misma revolución constructiva.