Cabecera noticias Cabecera noticias móvil
01 octubre 2021

¿Muebles masculinos y femeninos?

Tiempo de lectura
3 min.
Secciones de la noticia

El mueble histórico tiene género

Hoy en día nos resulta muy difícil pensar que el mobiliario tiene género, es decir, que hay unas tipologías de sillas, mesas, consolas, tocadores… hechos para mujeres y otros hechos para hombres. Pero lo cierto es que si echamos la vista atrás el mobiliario al igual que la misma sociedad estaba altamente codificado existiendo muebles para hombres y para mujeres y sus diferencias no sólo se basaban en una mera decoración, sino que tamaño, tipologías específicas y formas de uso marcaron la historia del mueble. 

Las transformaciones socioculturales que tuvieron lugar a principios de la Edad Moderna dieron lugar a una multiplicación de los espacios de la casa. Pues, ya en el siglo XVII, la casa señorial aparece totalmente configurada con el desarrollo de espacios públicos y privados, así como espacios femeninos y masculinos. 

El espacio femenino por excelencia fue el estrado, una estancia formada por una tarima de madera cubierta por ricas alfombras, colchones y almohadas donde las mujeres se sentaban a la turca. Con respecto al mobiliario de esta habitación se caracterizaba por un conjunto de muebles de pequeñas dimensiones como sillas bajas en las que las mujeres cosían, acunaban niños o leían, veladores sobre los que se colocan pequeños adornos, bufetillos bajos y pequeños escritorios o escritorillos donde ellas guardaban sus joyas y cartas. Todos se distinguían porque a diferencia de los objetos que estaban en salas comunes, de carácter más grande, estos se reservaban a las mujeres. 

En el ámbito masculino salas como los estudios fueron espacios destinados para el hombre formado por muebles de mayores dimensiones que representaban fielmente sus aficiones en el hogar. Así los estudios y despachos estaban decorados con formados por muebles característicos como las mesas escritorios, las papeleras o escritorios, las sillas de brazos, objetos como las escribanías y estanterías como las librerías. Así, el espacio del hombre estaba destinado a cultivar el conocimiento a través de la lectura y la escritura. 

Durante el reinado de Luis XV y sobre todo, después, con Maria Antonieta asistimos a un periodo de enriquecimiento de las artes decorativas pues los petit appartaments tan de moda requerían un nuevo mobiliario marcado por los gustos femeninos. Es el momento del nacimiento de un gran número de piezas destinadas al descanso femenino como la cama de día, muy populares las del estilo imperio, la famosa chaise longue, la duquesa, la duquesa quebrada o el toilette à la Pompadour que se diferencia del tocador masculino evolucionado a partir del reinado de Luis XV o las sillas masculinas de despacho conocidas como fauteil de cabinet. 

En la actualidad aunque el mobiliario ha perdido todas estas connotaciones de género no hemos de obviar que el mueble es un claro marcador social que claramente ha evolucionado al compás que lo ha hecho la sociedad. 

Paula María de la Fuente Polo