Imagen de diente en espacio futurista en Expodental Imagen de diente en espacio futurista en Expodental
Fecha de publicación
07 julio 2025

Prof. Dr. GUILLERMO PRADÍES: "La IA ya no es una promesa de futuro, sino una herramienta presente”

Tiempo de lectura
12 min.
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Presidente de la Sociedad Española de Prótesis Estomatológica y Estética SEPES. Director del Departamento de Odontología Conservadora y Prótesis Bucofacial Facultad de Odontología. Universidad Complutense de Madrid.

Los pacientes son cada vez más exigentes e informados. ¿Cómo está evolucionando la demanda de tratamientos y productos en el mercado dental, y cómo deben adaptarse los profesionales?

La evolución en la demanda de tratamientos está estrechamente vinculada al acceso a la información, la tecnología y la experiencia del paciente. Hoy en día, los pacientes ya no buscan únicamente resolver un problema dental: buscan soluciones integrales, estéticas, mínimamente invasivas y con resultados predecibles y rápidos.

La digitalización ha revolucionado nuestras prácticas. En nuestra clínica, por ejemplo, integramos todo el flujo digital desde el diagnóstico por imagen: CBCT,escáneres intraorales, , fotografía clínica, video,  etc.  hasta la planificación virtual en diseño de sonrisa, elaboración de las guías quirúrgicas, ortodoncia digital, y todos los procedimientos protésicos relacionados con la tecnología CAD/CAM . Esto no solo mejora la precisión clínica, sino que eleva la confianza del paciente al poder visualizar su tratamiento desde el inicio.

Además, los pacientes valoran cada vez más la transparencia en la comunicación, la personalización del tratamiento y una experiencia fluida, donde la tecnología no sea solo un lujo, sino una herramienta clara de beneficio para ellos.

Los profesionales deben adaptarse adoptando una mentalidad de innovación constante, invirtiendo en capacitación digital y tecnología, y entendiendo que la diferenciación hoy no es solo clínica, sino también en la experiencia que ofrecemos. El dentista del presente y del futuro debe ser, además de clínico, un comunicador claro, un gestor eficiente y un usuario avanzado de herramientas digitales.

¿Cuáles son los avances tecnológicos más prometedores en el ámbito dental y cómo pueden mejorar la práctica clínica?

Estamos viviendo una transformación profunda en la odontología impulsada por tres grandes pilares tecnológicos: la inteligencia artificial, la integración de flujos digitales completos y la biofabricación. Estas áreas no solo representan avances técnicos, sino que están redefiniendo el modelo de práctica clínica y la relación con nuestros pacientes.

La IA ya no es una promesa de futuro, sino una herramienta presente que está optimizando la precisión diagnóstica y la toma de decisiones clínicas. Hoy contamos con algoritmos capaces de detectar caries, lesiones periapicales o pérdida ósea en imágenes radiográficas con niveles de sensibilidad comparables a los de un experto. Además, la IA se está aplicando con éxito en la predicción de resultados en ortodoncia, implantología y estética, así como en la automatización de tareas administrativas, lo que mejora la eficiencia operativa de las clínicas.

La integración de tecnologías como el escaneado intraoral, el diseño asistido por ordenador (CAD), la fabricación por impresión 3D y el fresado (CAM), ha permitido lograr tratamientos más rápidos, precisos y predecibles. El uso del flujo digital completo nos permite planificar y ejecutar desde restauraciones unitarias hasta rehabilitaciones complejas con una trazabilidad total del caso, reduciendo significativamente los márgenes de error y mejorando la comunicación con el paciente gracias a simulaciones visuales en tiempo real.

Los avances en bioimpresión 3D, biomateriales personalizados y la ingeniería tisular están abriendo un nuevo horizonte en odontología regenerativa. La posibilidad de desarrollar tejidos blandos y duros biocompatibles e incluso imprimir estructuras que imiten el comportamiento del tejido natural está más cerca que nunca. Estas tecnologías representan un cambio de paradigma en la forma en que abordamos la regeneración ósea, la implantología y la periodoncia.

Estos avances no solo elevan la calidad de la práctica clínica, sino que nos permiten ofrecer una odontología más precisa, personalizada y centrada en el paciente. El reto para los profesionales es claro: mantenerse en constante actualización, integrar estas herramientas de manera estratégica y ética, y liderar el cambio hacia una odontología más tecnológica, pero también más humana.

 

Con la rápida evolución de la tecnología dental, ¿cómo pueden los profesionales mantenerse actualizados y capacitados para aprovechar al máximo estas innovaciones?

La evolución tecnológica en odontología avanza a un ritmo sin precedentes, y esto exige de los profesionales un compromiso activo con la formación continua. Como docente en un máster enfocado en nuevas tecnologías y presidente de una sociedad científica pionera en la formación e información de todo lo que tiene que ver con la digitalización de los procesos, puedo afirmar que ya no basta con asistir ocasionalmente a congresos o cursos aislados. Es necesario adoptar una mentalidad de actualización constante y estratégica.

Para mantenerse a la vanguardia, los clínicos debemos integrarnos en entornos formativos estructurados, como másteres, programas modulares o estancias clínicas que ofrezcan no solo conocimiento teórico, sino experiencia práctica con las tecnologías. Asimismo, es clave participar en comunidades científicas y foros profesionales donde el intercambio de casos, errores y buenas prácticas permita un aprendizaje colaborativo.

Además, hoy la formación debe ir más allá de lo técnico. Los profesionales debemos entender cómo seleccionar tecnología con criterio, cómo integrarla eficientemente en sus flujos clínicos y cómo evaluar su impacto real en términos de resultados, costos y experiencia del paciente.

Desde las sociedades científicas, tenemos la responsabilidad de ofrecer contenidos rigurosos, actualizados y accesibles, además de generar espacios de validación independiente frente al marketing comercial. Nuestro objetivo no es solo formar expertos en tecnología, sino líderes capaces de aplicar la innovación con sentido clínico y ético. Mantenerse actualizado requiere visión, método y comunidad. La tecnología avanza, pero lo que marca la diferencia es cómo decidimos formarnos para utilizarla con inteligencia, criterio y propósito.  

 

En su experiencia, ¿cuáles son los principales desafíos que enfrentan los dentistas al adoptar nuevas tecnologías en sus clínicas?

Como dentista que trabaja diariamente con tecnología de vanguardia y como formador en odontología digital, puedo afirmar que la adopción de nuevas tecnologías conlleva múltiples beneficios, pero también importantes desafíos que no deben subestimarse.

Uno de los principales retos es, sin duda, la curva de aprendizaje. Incorporar un nuevo sistema de escaneado intraoral, un software de planificación o un flujo CAD/CAM completo no es solo una cuestión de adquirir un equipo, sino de transformar la manera en que diagnosticamos, planificamos y ejecutamos tratamientos. Esto requiere tiempo, práctica y, en muchos casos, desaprender hábitos adquiridos durante años de ejercicio clínico. Para muchos profesionales, esta transición puede generar inseguridad inicial, especialmente si no cuentan con una formación estructurada ni con acompañamiento técnico.

Otro desafío relevante es el coste económico. La inversión en tecnología dental avanzada no es menor, y muchas veces el retorno no es inmediato. Es necesario evaluar no solo el precio del equipo, sino también los costes asociados a software, actualizaciones, formación del equipo humano, mantenimiento y tiempo de implementación. La rentabilidad viene cuando se logra una integración coherente y optimizada de la tecnología en el flujo clínico, y eso exige planificación y estrategia.

También debemos hablar del cambio cultural dentro de la clínica. Integrar tecnología implica modificar rutinas, redefinir roles del equipo y adoptar una nueva mentalidad centrada en la eficiencia, la precisión y la trazabilidad. No todos los equipos están preparados para este cambio desde el inicio, y ahí es donde la formación y el liderazgo del clínico juegan un papel clave.

Por último, hay un reto que suelo enfatizar como formador: distinguir entre tecnología útil y tecnología prescindible. No toda innovación es aplicable a todos los contextos clínicos. Por eso, es fundamental que los profesionales desarrollen un criterio claro para decidir qué adoptar, cuándo hacerlo y cómo integrarlo de forma sostenible.

En definitiva, los dentistas que quieren innovar deben estar preparados para invertir no solo en equipos, sino en conocimiento, tiempo y gestión del cambio. La tecnología es una aliada poderosa, pero solo cuando se incorpora con estrategia, formación y visión a largo plazo.

¿Qué papel juega la investigación y el desarrollo en la innovación dental, y cómo puede beneficiar directamente a los pacientes?

Como investigador universitario en el campo de la odontología digital, estoy convencido de que la investigación y el desarrollo (I+D) son la base sobre la que se construye la verdadera innovación clínica. La tecnología por sí sola no transforma la odontología: es la investigación rigurosa la que valida, refina y traduce esa tecnología en soluciones concretas que impactan de forma directa en la calidad de vida del paciente.

En odontología digital, la I+D permite avanzar en múltiples frentes: desde el desarrollo de nuevos algoritmos de inteligencia artificial para diagnóstico temprano, hasta la validación clínica de flujos digitales en rehabilitación oral, ortodoncia o cirugía guiada. Estas investigaciones no solo generan evidencia sobre la eficacia y seguridad de las tecnologías, sino que también optimizan su aplicabilidad real en el entorno clínico.

Uno de los mayores valores de la investigación académica es su independencia y capacidad crítica, lo que permite analizar más allá del marketing comercial y centrarse en lo que realmente aporta valor al paciente: precisión, predictibilidad, menos invasividad y mejores resultados en menor tiempo.

Además, la investigación facilita la transferencia de conocimiento a la práctica clínica mediante la formación de profesionales capacitados, la publicación de evidencia científica y la colaboración con la industria para el desarrollo de soluciones más centradas en las necesidades reales del paciente.

En definitiva, la innovación dental no nace en el mercado, sino en los laboratorios, universidades y centros de investigación comprometidos con una odontología basada en evidencia. Y su mayor beneficiario debe ser siempre el paciente: una persona que confía en que la tecnología aplicada a su tratamiento esté respaldada por ciencia, ética y resultados contrastados. 

 

¿Cómo puede la integración de tecnología avanzada mejorar la experiencia del paciente y su satisfacción con los tratamientos dentales?

La innovación no solo debe centrarse en mejorar los resultados clínicos, sino en transformar la experiencia global del paciente. La verdadera revolución tecnológica en odontología ocurre cuando conseguimos que la tecnología se vuelva invisible, fluida y centrada en el bienestar emocional del paciente.

La integración de herramientas digitales –como el escáner intraoral, el diseño virtual de sonrisa, la cirugía guiada o el flujo CAD/CAM en el mismo día– no solo aumenta la precisión y acorta los tiempos de tratamiento, sino que reduce significativamente el estrés y la incertidumbre. Al poder visualizar su diagnóstico y el resultado final desde el primer día, el paciente gana confianza, comprensión y compromiso con su tratamiento.

Además, es importante cuidar especialmente el entorno sensorial. Utilizar tecnología para generar un ambiente cálido y relajante: sistemas de aromaterapia, música personalizada, iluminación regulable y pantallas con contenido visual que distrae y tranquiliza. La tecnología nos permite modular estímulos y adaptar el entorno a cada paciente, lo que es clave en la gestión del miedo o la ansiedad dental.

La tecnología aplicada a la comunicación evidentemente está a la orden del día. Desde la primera visita, el paciente experimenta un flujo digital ágil y transparente, con diagnósticos visuales, explicaciones en 3D y una planificación clara y participativa. Este tipo de experiencia, además de generar satisfacción, refuerza la percepción de valor, profesionalismo y confianza en el equipo.

En resumen, la tecnología avanzada, bien implementada, no deshumaniza la consulta: la potencia. Nos permite ofrecer tratamientos más cómodos, rápidos, personalizados y emocionalmente positivos. Y ese cambio en la experiencia del paciente es, en muchos casos, tan importante como el propio resultado clínico.