El 80% de las rehabilitaciones residenciales ignora la descarbonización según el nuevo Observatorio de OREVE
El estudio revela que solo uno de cada cinco proyectos de reforma incorpora como prioridad real mejoras que favorezcan la eficiencia energética y la electrificación del hogar.
El sector de la rehabilitación de viviendas en España se enfrenta a un desfase entre los objetivos de eficiencia energética y la praxis real de las reformas. Según la nueva edición del Observatorio de la Rehabilitación el informe conjunto elaborado por OREVE, en colaboración con el CGATE, solo alrededor del 20% de las intervenciones consideran como prioridad medidas encaminadas a la descarbonización o la actualización de la instalación eléctrica. En contraste, aproximadamente el 80% reformas siguen centradas en mejoras estéticas o funcionales como cocinas o baños.
Los autores del estudio señalan que seis de cada diez viviendas rehabilitadas requerían una actualización de su instalación eléctrica, pero únicamente un tercio de los propietarios están dispuestos a asumir ese coste. Esta carencia limita la capacidad del parque residencial para adaptarse a nuevos usos como la bomba de calor, el autoconsumo fotovoltaico o la recarga de vehículos eléctricos.
La divergencia entre las necesidades reales de las viviendas y las peticiones de los propietarios es otro de los hallazgos clave. En torno al 51% de los casos las demandas coinciden solo parcialmente con lo que los técnicos consideran necesario, y en un 33% están “muy alejadas”. Solo en el 15% de las reformas se registró una coincidencia plena entre lo requerido por el inmueble y lo demandado por el cliente.
En lo que respecta a las ayudas públicas, el informe constata que menos del 10% de los propietarios que reforman solicitan subvenciones, y un 38% abandona el proceso debido a la complejidad administrativa, el adelanto del desembolso o la lentitud de los trámites. Estas barreras burocráticas se convierten en un freno al impulso real de la rehabilitación energética.
Desde los distintos organismos implicados se advierte que sin una infraestructura eléctrica adecuada, segura, dimensionada y moderna, no será posible avanzar en la descarbonización del parque residencial. El informe subraya que la modernización de la instalación eléctrica normalmente representa entre el 10% y el 11% del presupuesto total de una rehabilitación integral, una inversión que muchos propietarios perciben como “no prioritaria”.
Para revertir esta situación, el estudio plantea una serie de recomendaciones: destinar al menos un 10% de los fondos públicos de rehabilitación a la actualización de instalaciones eléctricas; simplificar y digitalizar los procesos de solicitud de ayudas; instaurar informes técnicos independientes en las operaciones de compraventa de vivienda usada que valoren instalaciones y estado del inmueble; y llevar a cabo campañas de sensibilización ciudadana que conecten la rehabilitación con el confort, la salud y la revalorización del inmueble.
El contexto normativo y de competitividad es exigente: España tiene por delante retos significativos para cumplir con los objetivos de eficiencia energética y reducción de emisiones del parque edificatorio. En este escenario, la reforma de viviendas no solo es una oportunidad de mejora estética o de confort, sino una intervención estratégica para contribuir al triunfo de la transición energética. Sin embargo, el desequilibrio entre lo que se está haciendo y lo que debería hacerse pone en cuestión la capacidad de alcanzar esos hitos.
En conjunto, el informe de OREVE y CGATE ofrece una panorámica precisa del grado de alineación entre las políticas de rehabilitación y la realidad de las intervenciones en el mercado residencial español, poniendo de relieve la distancia que aún separa los objetivos de descarbonización de las prácticas habituales en la rehabilitación de viviendas.