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16 junio 2021

Las puertas automáticas ganan protagonismo en la seguridad integral

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Las puertas automáticas juegan un papel cada vez más importante en la seguridad integral de edificios, comercios, empresas y viviendas. Las cortafuegos aíslan la zona donde se ha producido un incendio evitando su progresión; las blindadas soportan cualquier ataque y salvaguardan los bienes; y el control de accesos facilita la identificación y el paso de personas y vehículos.

La seguridad comporta un análisis global y multidisciplinar de los riesgos que queramos prevenir, como explica Montserrat Iglesias-Lucía, Directora de la Escuela de Prevención y Seguridad Integral de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Y para aumentar su eficiencia, debemos tener en cuenta diferentes variantes, entre ellas “los protocolos de actuación, el diseño de los espacios y los elementos físicos de protección como puertas y mecanismos de acceso”.

Además, desde la Asociación Española de Empresas de Seguridad (AES) advierten que, en el caso de puertas peatonales, éstas deben contar con “todos los dispositivos y sensores necesarios para garantizar un uso seguro y evitar accidentes que ocasionen atrapamientos, golpes o cualquier tipo de lesión a las personas que las utilizan”. Para reforzar este aspecto, “su instalación ha de realizarse siguiendo unos requisitos normativos”, y el propietario está obligado a realizar “las labores de mantenimiento necesarias”.

José Vicente Andreu, experto en puertas cortafuego de TECNIFUEGO, la Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios, añade que “para asegurar que una puerta mantiene las prestaciones para las que ha sido diseñada, hay que garantizar su capacidad de cerrarse cuando debe impedir el paso, y de abrirse cuando tiene que facilitarlo. Y esto ha de hacerlo de forma automática y adecuadamente controlada”.

Tipos de protección

Iglesias-Lucía (UAB) apunta que existen diferentes modalidades de puertas y mecanismos de acceso que ayudan a prevenir la amenaza que queremos evitar. “Por ejemplo, las puertas cortafuegos aíslan la zona donde se ha producido el incendio, evitando o retardando la progresión del mismo, e impidiendo que las personas evacuadas puedan introducirse en esa zona durante el proceso de evacuación”.

Por el contrario, “el control de accesos facilita la identificación y permiso, si procede, del paso de personas y/o vehículos autorizados, lo que disminuye el riesgo de acceso de otros que puedan resultar un peligro para nuestra organización”. Además, “la posibilidad de las identificaciones a distancia evita la utilización de mecanismos que pueden ser manipulados”. Y, por último, “las puertas blindadas nos permiten soportar ataques violentos, salvaguardando, evitando o dificultando el acceso a los bienes que queremos proteger”.

Desde la Asociación Española de Empresas de Seguridad (AES) destacan especialmente el control de accesos permitido por el uso de los dispositivos de apertura y cierre de las puertas automáticas. “No sólo es posible decidir qué personas queremos que puedan entrar, sino también el horario (días y horas) en que dicho acceso está autorizado. Además, todas las entradas y salidas pueden quedar registradas para su supervisión y control; y también tener constancia de los intentos de entrada fuera del horario permitido”.

En cuanto a la estructura de las puertas, “podemos aumentar la seguridad frente a intentos de entrada no autorizados mejorando su resistencia a la efracción (ensayando su resistencia a la carga dinámica y estática, y a los ataques manuales); y también frente a otro tipo de riesgos como la transmisión del fuego entre sectores de incendio (prestación que también puede ser ensayada).

José Vicente Andreu (TECNIFUEGO) afirma que las puertas son un elemento fundamental que contribuye a que los edificios sean más seguros y habitables. Entre las prestaciones que pueden aportar destaca las siguientes: “protección contra incendios, resistencia al fuego, control de humos, seguridad para la evacuación, seguridad contra la intrusión, protección contra el ruido, ahorro energético y estanquidad”. Y concluye que “sólo las puertas automáticas (motorizadas o no) pueden garantizar el cumplimiento de su función para la seguridad y habitabilidad del edificio y, además, hacerlo de forma segura, sin riesgo para las personas y los bienes”.