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Fecha de publicación
12 agosto 2025

Ernesto Rubio (ASPREN): Hay que generar cultura preventiva desde las primeras etapas educativas

Tiempo de lectura
7 min.
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Hay que apostar por la integración de la prevención en las empresas y, para ello, resulta fundamental ir generando cultura preventiva desde las primeras etapas educativas, según Ernesto Rubio, gerente de ASPREN, Asociación Nacional de Servicios de Prevención Ajenos, quien afirma que para que esa integración sea real y efectiva los servicios de prevención ajenos son también una herramienta esencial, en tanto valoran su efectividad detectando los fallos en la aplicación de las medidas preventivas y analizando las causas que han originado esa situación.

¿Cómo valora la situación actual de la prevención de riesgos laborales en España?

La situación actual de la prevención de riesgos laborales en España es compleja y requiere que sigamos avanzando, fundamentalmente incrementando la cultura preventiva en todos los ámbitos y adaptando la normativa a las necesidades reales de nuestro tejido productivo. Se entiende que hay que apostar por la integración de la prevención en las empresas y, para ello, resulta fundamental ir generando cultura preventiva desde las primeras etapas educativas, ya que esas generaciones serán los futuros trabajadores de nuestro país. Para esa integración real y efectiva de la actividad preventiva en las empresas, los servicios de prevención ajenos son también una herramienta esencial, en tanto valoran su efectividad detectando los fallos en la aplicación de las medidas preventivas y analizando las causas que han originado esa situación. 

¿Qué actuaciones son necesarias para mejorar la formación en ese ámbito?

La formación constituye un pilar fundamental para desarrollar una prevención efectiva, por lo que es necesario apostar por una formación de calidad. En este sentido, cabe destacar que desde los servicios de prevención ajenos se cumplen diversos estándares de calidad, en tanto son entidades acreditadas que cuentan con profesionales altamente cualificados y experiencia multisectorial.

Mención especial requieren los centros que actualmente imparten formación de nivel básico, en tanto que la normativa únicamente indica que “la formación mínima…se acreditará mediante certificación de formación específica en materia de prevención de riesgos laborales, emitida por un servicio de prevención o por una entidad pública o privada con capacidad para desarrollar actividades formativas específicas en esta materia”, según el artículo 25.3 del RSP (Reglamento de los Servicios de Prevención).

Ante esta realidad, y con objeto de mejorar la calidad de la formación, resulta imprescindible el establecimiento de unos requisitos mínimos para que esas entidades públicas o privadas, destinadas a impartir y certificar formación de nivel básico, puedan realmente ofrecer unos estándares mínimos de calidad y estén integradas por formadores con un perfil académico y profesional adecuado. Se entiende que deberían ser TSPRL (Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales).

¿Qué papel juega la formación continua?

Efectivamente, otro aspecto importante es la formación continua y la actualización de contenidos constante, para lo cual las metodologías innovadoras juegan un papel fundamental, resultando altamente positivo el uso de tecnologías emergentes, gamificación aplicada al ámbito formativo o simuladores interactivos, entre otros.

Por otro lado, y tal como se ha señalado en el punto anterior, es primordial desarrollar una cultura preventiva desde edades tempranas, introduciendo y potenciando conceptos de prevención de riesgos laborales en los currículos educativos de todas las etapas que conforman la formación reglada.

No obstante, y para garantizar un buen desarrollo de la formación, es también primordial reducir la inseguridad jurídica que en muchas ocasiones sufren las empresas, en tanto la normativa no siempre es suficientemente clara y homogénea como para determinar qué tipo de formación se debe desarrollar y bajo qué parámetros.

Asimismo, y con objeto de poder comprobar la efectividad real de la formación resulta fundamental su evaluación, permitiendo así asegurar que la formación sea eficaz y genere un claro retorno de la inversión. Esta comprobación constante redundará en una mejora continua de la formación, permitiendo corregir posibles desviaciones y orientando en la implementación de programas que den rápidamente respuesta a nuevas demandas formativas. 

¿Qué otros desafíos tendrá que afrontar el sector en 2025?

En términos generales, el sector deberá afrontar los retos que se le presenten tras la modificación de La Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL) y el Reglamento de los Servicios de Prevención (RSP), marco normativo que previsiblemente será modificado en los próximos meses, y que se espera sea fruto de un acuerdo entre los agentes sociales y el Gobierno en la Mesa de Diálogo Social constituida a tal efecto. Estas modificaciones deberán, a su vez, estar en el marco de la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo (EESST) 2023-2027, aprobada en marzo de 2023, previo consenso entre la Administración General del Estado, comunidades autónomas e interlocutores sociales.

Las mismas supondrán una adaptación de la normativa a las nuevas formas de trabajo, a los cambios demográfico y climático, debiendo también incorporar la integración de la edad y la diversidad generacional en la gestión preventiva, reforzar la protección de las personas trabajadoras frente a los riesgos psicosociales y favorecer la integración de la prevención, entre otras cosas.

Los SPA, en tanto entidades especializadas con una experiencia contrastada en el asesoramiento y apoyo a las empresas y personas trabajadoras, tanto en el ámbito técnico como en el sanitario, deberán afrontar todos los retos que se deriven de esa nueva realidad, en un entorno globalizado y cambiante, donde entre otras cosas, estamos en un proceso de transformación constante de los puestos de trabajo y, en consecuencia, de los riesgos asociados a los mismos. 

¿Qué oportunidades permitirán avanzar en una cultura de prevención que contemple la diversidad de género?

Se entiende que la diversidad de género es una oportunidad para enriquecer la prevención y hacerla más efectiva, teniendo en consideración las posibles diferencias que pueda haber en cuanto a los riesgos a los que están expuestas las personas trabajadoras, sus diferencias físicas y biológicas, el entorno laboral, los trabajos a desarrollar, la percepción del riesgo y, en definitiva, las medidas preventivas a implementar.

En este ámbito, también resulta imprescindible apostar por una formación inclusiva, diseñando materiales formativos que utilicen lenguaje no sexista, que representen a los distintos géneros, y que fomenten una cultura de igualdad y prevención para todos. En definitiva, consideramos que la conciliación y corresponsabilidad nos deben llevar a promover medidas que impacten positivamente en la salud y bienestar de ambos géneros. 

¿Qué otras reivindicaciones están aún pendientes?

Consideramos imprescindible el acceso universal a la vigilancia de la salud de toda la población trabajadora, y para ello deben establecerse en primer lugar políticas activas por parte de las administraciones competentes para resolver problemas tales como la carencia de profesionales sanitarios especialistas (Medicina y Enfermería de Empresa), cuyo déficit está afectando al desarrollo de la actividad sanitaria por parte de los SPA.

Debe ponerse igualmente en valor la realización de reconocimientos médicos específicos, orientados a los riesgos laborales, ya que constituyen una herramienta preventiva valiosa e imprescindible para la correcta prevención y protección de la salud frente a los riesgos laborales, así como para la promoción de la salud de las personas trabajadoras, reportando importantes beneficios tanto para la empresa como para el trabajador.

Del mismo modo, la realización previa de los reconocimientos médicos puede servir como herramienta útil para llevar a cabo diagnósticos precoces de diferentes patologías: para muchas personas trabajadoras, estos exámenes de salud suponen con frecuencia la única actividad sanitaria preventiva a la que se someten, y en múltiples ocasiones éstos permiten detectar lesiones o patologías prevalentes en la población trabajadora, facilitando así una detección temprana de cualquier condición que precise tratamiento.