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Fecha de publicación
26 noviembre 2025

Despedirse acompañados: cuando el amor no entiende de especies

Tiempo de lectura
6 min.
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Quienes convivimos con un perro sabemos que no es “solo un animal”. Es parte de nuestra familia. Un compañero de vida que nos acompaña en los viajes, las celebraciones y los días difíciles. Por eso, cuando llega el momento de despedir a un ser querido, surge una pregunta tan sencilla como dolorosa: ¿por qué no puedo acceder con mi perro al tanatorio o al velatorio?

Un cambio social que ya nadie puede ignorar

En España viven más de nueve millones de perros registrados. La mitad de los hogares tiene un animal de compañía y la mayoría de sus tutores los considera un miembro más de la familia. La sociedad ha cambiado, pero las normas de muchos espacios - como los tanatorios - aún no reflejan esta realidad.

Cada vez son más las familias que se encuentran con la misma situación: deben dejar al perro fuera incluso cuando el animal formaba parte de la vida del difunto. Imaginemos el dolor de una persona que debe despedir a su pareja o a un familiar y no puede hacerlo junto al perro que compartieron durante años. O el desconcierto del propio animal, que también sufre la pérdida.

El valor emocional de su presencia

Diversos estudios confirman que los animales también experimentan el duelo: muestran tristeza, pérdida de apetito o comportamientos de búsqueda. Su presencia, en cambio, puede ser un apoyo emocional poderoso para las personas, ayudando a reducir la ansiedad y el sentimiento de vacío. Estar juntos en ese último adiós no solo reconforta, sino que humaniza el duelo y el propio entorno.

Un cambio cultural y una oportunidad para el sector funerario

Hoy podemos viajar en tren o avión, alojarnos en hoteles, comprar en tiendas o pasear por museos acompañados de nuestro perro. Incluso en algunos cementerios, sobre todo públicos, ya se permite el acceso con perros, una muestra de sensibilidad y de reconocimiento de su papel en nuestras vidas.

En el ámbito funerario, PFB Serveis Funeraris, es una de las principales empresas funerarias que, desde Badalona, que ofrece cobertura y servicio a más de 500.000 habitantes a través de sus 7 tanatorios en el área metropolitana de Barcelona, ha sido la primera entidad del sector en dotarse del certificado ITVET™, un nuevo e innovador protocolo estándar de referencia, diseñado por expertos veterinarios, que garantiza las buenas prácticas en materia de seguridad y bienestar animal en espacios e instalaciones pet-friendly responsables.

La compañía ALTIMA ofrece servicios de soporte a las familias, con el apoyo emocional de perros de terapia. Una muestra más de cómo integrar el bienestar animal y humano en un mismo espacio.

Estas apuestas son, sin duda, el inicio de marca un precedente en el sector y demuestra que la sensibilidad hacia el vínculo humano-animal puede derivar en procesos de implementación que faciliten y regulen con rigor y plena profesionalidad espacios de convivencia abiertos al público.

Un marco legal todavía incompleto

La Ley de Bienestar Animal 7/2023 establece principios generales de trato digno, pero no regula de forma específica la presencia de animales en tanatorios o funerarias.

Por otra parte, la aplicación del nuevo Real Decreto 409/2025 que reconoce el derecho de acceso de los perros de asistencia y servicio a todo tipo de espacios públicos y privados.

Esta nueva realidad, justificaría, por si sola, tomar las medidas necesarias para dotarse de una normativa básica que garantice el bienestar de personas y animales en sus instalaciones.

La importancia del responsable o tutor del animal

A pesar de ello, la admisión de animales de compañía en instalaciones del sector funerario en nuestro país está mayoritariamente restringida. A menudo, se justifica por cuestiones de higiene, molestias, ladridos o la posibilidad de incomodar a alguna persona con aprensión a los animales.

En este sentido, hay que señalar que el primer filtro que garantiza una convivencia tranquila y en orden es el propio sentido común de los responsables. Si su perro es inquieto, ladra o es esquivo, a nadie se le ocurriría traerlo y alterar el ambiente que se espera en estas situaciones.

Sucede lo mismo con los llantos de un bebé o con el elevado volumen sonoro que habitualmente se genera a raíz de las múltiples conversaciones que se producen en las zonas comunes de cualquier tanatorio o espacio abierto al público.

Una nueva realidad social. Hacia la nueva normalidad

El sector funerario tiene ante sí, el reto de acercar el mundo familiar en un momento en que la presencia de nuestro animal no hará otra cosa que aliviar el dolor y reconfortar, en lo posible, a amigos y familiares en estos momentos difíciles.

Además, al dolor propio del duelo se suma, a menudo, la inquietud de sufrir porque el perro lleva demasiadas horas solo en casa, lo que no es un tema menor. Abordar esta cuestión supone adelantarse a una demanda social que va en aumento.

Apostar por una política pet-friendly permite conectar con el corazón de millones de personas. Sectores como el retail, el transporte, la hostelería o la restauración ya avanzan en esa dirección y saben que no habrá vuelta atrás.

El sector funerario, como tantos otros, deberá adaptarse para asumir con garantías esta nueva realidad cultural y apostar por una sociedad donde el vínculo persona-animal es un valor en sí mismo y de gran ayuda, que aliviará sin duda, estos momentos difíciles.

Como dijo Steve Wozniak, cofundador de Apple, en su última visita a Barcelona, cuando le preguntaron si Siri le hacía compañía cuando estaba de viaje respondió: “Sinceramente, prefiero a las personas. Tu perro o tu gato son mejores que cualquier tecnología. Cuando mi vida termine, recordaré a mi familia, a unos pocos amigos y a mi mascota... pero no a Siri ni a Alexa”.

Autor: Ignasi Solana Vinyoles, Secretario general de AEDPAC. Fundador de ITVET™ y CEO en Pets2B Consultores.

Fuente: Artículo publicado el 13 de noviembre de 2025 en la revista Mascotas.