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Fecha de publicación
22 octubre 2025

Ciencia y mascotas: ¿estamos cerca de alargar la vida de los perros?

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5 min.
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Una nueva generación de startups biotecnológicas está decidida a redefinir lo que significa “envejecer bien” al menos para los perros.

Para cualquier persona que haya compartido su vida con un perro, el mayor deseo es que ese vínculo dure más. Sin embargo, la esperanza de vida media de los perros —entre 10 y 13 años— apenas ha variado en décadas, y las razas grandes siguen muriendo prematuramente, en muchos casos antes de los 8 años.

Hoy, la biotecnología está comenzando a ofrecer respuestas a esa realidad. Compañías como Loyal, Rejuvenate Bio o el Dog Aging Project trabajan en terapias que buscan ampliar la duración saludable de la vida (el healthspan), no simplemente añadir años al calendario.

El objetivo: retrasar los mecanismos biológicos del envejecimiento, mejorar la calidad de vida y reducir la incidencia de enfermedades asociadas a la edad como la artrosis, la diabetes o los fallos cardíacos.

Fundada en San Francisco por la biotecnóloga Celine Halioua, la startup Loyal ha atraído la atención mundial por su enfoque riguroso y su potencial de impacto.

Su proyecto más avanzado es una píldora llamada LOY-002, actualmente en fase de ensayo clínico con más de 1.000 perros participantes en EE. UU. bajo el estudio STAY.

El objetivo es demostrar que el tratamiento puede añadir al menos un año de vida saludable a los perros de edad avanzada, retrasando el deterioro metabólico y fortaleciendo las funciones celulares.

El primer paciente, un Whippet de 11 años llamado Boo, marcó el inicio de un experimento histórico. Los investigadores toman muestras de saliva y sangre para crear un biobanco que apoye futuras investigaciones en longevidad canina.

Reconocimiento científico y avance regulatorio

La FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU.) otorgó a LOY-002 una designación inédita: “Expectativa Razonable de Eficacia” (Reasonable Expectation of Effectiveness).

Esto no equivale a una aprobación, pero sí indica que los resultados preliminares son prometedores y que la agencia considera plausible que el fármaco funcione.

“Estamos más cerca que nunca de poder ofrecer una herramienta médica para que los perros vivan más y mejor”, declaró Halioua en The Washington Post.

Si todo avanza según lo previsto, LOY-002 podría llegar al mercado a finales de 2025, con un precio estimado inferior a 100 USD al mes, siempre bajo prescripción veterinaria.

Además, Loyal trabaja en otros dos tratamientos complementarios:

  • LOY-001 – una inyección dirigida a perros de razas grandes, diseñada para reducir los niveles de IGF-1, una hormona relacionada con el crecimiento y el envejecimiento acelerado.
  • LOY-003 – una versión oral del mismo enfoque, pensada para uso veterinario regular.

Un movimiento global por la longevidad canina

El Dog Aging Project, apoyado por el NIH (Instituto Nacional de Salud de EE. UU.), explora otra vía prometedora: la rapamicina, un compuesto que ha mostrado capacidad para prolongar la vida en ratones y podría tener efectos similares en perros.

En paralelo, investigaciones europeas —recogidas por Labiotech y The Guardian— exploran terapias basadas en senolíticos (fármacos que eliminan células envejecidas) y modulación genética, abriendo una conversación más amplia sobre el envejecimiento compartido entre humanos y animales.

Según Wired, estos estudios no solo buscan mejorar la salud de los perros, sino también generar datos aplicables al envejecimiento humano, ya que los perros comparten hábitats, dieta y enfermedades con sus dueños.

Implicaciones éticas y veterinarias

Los avances generan tanto entusiasmo como cautela.
Organizaciones veterinarias recuerdan que, aunque la ciencia de la longevidad animal es prometedora, aún se desconocen los efectos secundarios a largo plazo, la interacción con otras medicaciones y la variabilidad entre razas.

Además, el acceso equitativo será clave: si los tratamientos resultan costosos, podrían crear una brecha entre quienes pueden pagar la longevidad y quienes no.

Aun así, el potencial transformador es innegable. “Si podemos ampliar el tiempo que los perros pasan activos, felices y sin dolor, eso es un cambio radical”, apunta el veterinario británico Dr. Steve Dale en The Guardian.

Hacia una nueva era del bienestar animal

Los próximos años serán decisivos. Si los ensayos confirman su eficacia, podríamos estar a las puertas de una revolución preventiva en la medicina veterinaria: pasar de tratar enfermedades a gestionar el envejecimiento como un proceso biológico modificable. Como indica un directivo de uno de los laboratorios que investigan este proyecto “No queremos que los perros vivan para siempre. Queremos que vivan bien durante más tiempo.”

Y, quizás, en ese proceso, aprendamos también cómo hacerlo nosotros.

Fuentes consultadas: The Guardian, The Washington Post, Wired.