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14 abril 2021

Susana Rodríguez (AEFYT): “hay que terminar con el intrusismo profesional”

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La Presidenta de AEFYT (Asociación de Empresas de Frío y sus Tecnologías) explica en la siguiente entrevista los principales retos del sector y asegura que contratar a un instalador profesional es una garantía de seguridad, ahorro económico y energético, y buen funcionamiento de la instalación.

A su juicio, ¿cómo ha evolucionado en los últimos años la profesionalización de los instaladores en el sector de la refrigeración en España?

En los últimos años, el sector de los instaladores de sistemas frigoríficos en España se ha puesto a la cabeza en materia de innovación tecnológica y digitalización. Los instaladores son un eslabón importantísimo de la cadena de valor del frío como punto de encuentro entre los fabricantes y distribuidores y el usuario final; y sobre ellos recae la responsabilidad de guiar al usuario hacia los sistemas de refrigeración más eficientes en función de sus necesidades.

Para alcanzar este nivel de profesionalización es muy importante la normativa que exige la certificación profesional para actuar sobre instalaciones frigoríficas, recogida en la última modificación del Reglamento de Seguridad en Instalaciones Frigoríficas. También el RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas de los Edificios) es un instrumento fundamental en este sentido. La exigencia de la certificación es la mejor manera para luchar contra el gran problema del intrusismo profesional.

Desde AEFYT nos hemos unido con otras asociaciones profesionales en el Manifiesto en favor del Reconocimiento Profesional del Instalador en Edificación, donde solicitamos, entre otras cuestiones, el impulso de las certificaciones de calidad, los sellos de homologación, los carnets de instalador y las acreditaciones de las empresas instaladores, así como la creación de nuevas certificaciones para los sectores que aún no dispongan de ellas.

¿En qué situación se encuentra la profesionalización del sector en nuestro país con respecto al resto de Europa?

En España, es urgente el desarrollo de una formación profesional de calidad que tenga la capacidad de atraer vocaciones de hombres y mujeres jóvenes a sectores técnicos como el nuestro. La refrigeración es un sector con pleno empleo y posibilidades diversificadas de carrera donde, sin embargo, tenemos un déficit de personal técnico. Entre todos, entre las empresas y las administraciones, debemos solucionar este problema, porque de la captación de jóvenes para el sector depende la renovación generacional que nos permita seguir innovando y ofrecer un servicio de alta calidad.

Desde nuestras empresas invertimos importantes partidas económicas anuales en formación interna dentro de nuestras plantillas con el objetivo de que la formación continua sea efectiva. El retorno de esta inversión empresarial se empieza a notar a partir, aproximadamente, de los dos años. Es preciso explicar que éste es el medio activo más efectivo que tenemos para formar profesionales y que se trata de una inversión en lugar de un gasto. Una de las principales líneas de trabajo desde AEFYT es también apoyar con cursos y seminarios sobre aspectos concretos del frío esta formación continua.

Además, el nuestro es un sector en el que la experiencia en campo es fundamental para la profesionalización y, por ello, la formación teórica práctica es imprescindible. La combinación o, mejor dicho, el binomio de profesionales con experiencia acumulada, junto con las nuevas incorporaciones de jóvenes con formación teórica, es el medio que muchas empresas del sector utilizamos para tener plantillas sólidas en conocimiento y poder alcanzar los retos tecnológicos. La formación e información sobre las nuevas normativas debe transferirse de forma vertical en nuestras organizaciones a través de cada departamento aplicando lo que se demanda tanto a nivel técnico como administrativo.

¿Qué otros retos tiene el sector de cara al futuro?

En la materia que estamos tratando el principal reto, además del que hemos hablado sobre la formación e incorporación de jóvenes al sector, es terminar con el intrusismo profesional y ser capaces de explicar al usuario final las ventajas de contar con instaladores certificados. Contratar a un instalador profesional es una garantía de seguridad, de ahorro económico, muy ligado al ahorro energético, y de buen funcionamiento de la instalación. Si esto no fuera suficiente, es también una contribución a la economía española frente al fraude fiscal que supone contar con un instalador no certificado.