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13 marzo 2024

Qué es el art Nouveau, artistas y obras

Autor
Daniel Alvarado Santiago
Tiempo de lectura
8 min.
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Descubre el lenguaje artístico de la belleza a través del art Nouveau y conoce a sus artistas y obras más destacadas.

La segunda mitad del siglo XIX, especialmente a partir de la denominada Belle époque [1971-1914], se caracteriza por un deseo renovador estético de las artes tradicionales a partir de artistas que buscan su libertad creativa y una ruptura con los modos del pasado.

Frente a los modelos “artificiales” de los historicismos y academicismos, el art Nouveau nació también como una reacción contra la producción en serie industrial y una búsqueda exacerbada de la belleza en todos los aspectos de la vida y heredando, a su vez, las consideraciones del Simbolismo, los planteamientos teóricos de John Ruskin y William Morris y las morfologías de la naturaleza como fuente de símbolos y esplendor.

El art Nouveau, en términos generales, concibe la obra de arte como un conjunto en el que participan todas las manifestaciones artísticas, desde la pintura y la escultura hasta las artes decorativas o la moda, englobadas bajo el desarrollo de una arquitectura igualmente renovada. Se trata de un estilo esencialmente ornamental, añadiendo a objetos útiles diversos elementos hedonísticos en una unión perfecta entre funcionalidad y ornamentación, entre lo utilitario y lo bello.

La difusión de los estilos, tendencias y características esenciales del art Nouveau se realizaba por medio de las revistas de arte y moda, así como de las exposiciones universales e internacionales (como la Exposición Internacional de Artes Decorativas de Turín de 1902) y el desarrollo del comercio y su aparato publicitario mediante el cartel. El art Nouveau recibirá distintos nombres y tipologías, con sus propias características únicas, en función del país y el contexto espacial e histórico en el que se desarrolle. Así, nos encontramos con el desarrollo del art Nouveau en Bélgica y Francia, del Modernismo en España, de la Secesión vienesa en Viena, del Modern Style en Reino Unido o del Jugendstil en Alemania y los países nórdicos.

Con independencia de las variantes de tiempo y lugar, el art Nouveau contaba con una serie de caracteres constantes: el gusto por la naturaleza (en especial, motivos florales y animales), el empleo de motivos icónicos del arte japonés (en relación con el desarrollo del Japonismo en Europa), la morfología y el gusto por los ritmos curvos y sus variantes (espirales, volutas, etc) y de los colores fríos, tenues o transparentes en materiales planos o veteados, irisados o matizados. Todo ello confluye en una búsqueda de ritmos musicales, ondulados y sinuosos con el objeto de comunicar ligereza, juventud y optimismo ante una sociedad renovada.  

El lenguaje arquitectónico del art nouveau

Tras la renovación social, cultural y política que supuso el estallido de la Revolución Industrial en las antiguas capitales europeas de la segunda mitad del siglo XIX, la manera de ver la arquitectura fue evolucionando cada vez con mayor intensidad hacia nuevas formas alejadas de principios góticos y neohistoricistas. Este nuevo arte de la segunda mitad miraba hacia el futuro y hacia las posibilidades creativas que permitían el uso de nuevos materiales nunca utilizados hasta entonces: el hierro fundido, o colado, y el acero.

La búsqueda insistente de teóricos y arquitectos como Viollet-le-duc que incidían en el desarrollo de nuevas formas que superasen las limitaciones arquitectónicas de los estilos del pasado se materializó a través de figuras como Victor Horta, considerado el primer arquitecto en adaptar con éxito el lenguaje modernista de la nueva arquitectura, el llamado art Nouveau. Otros hicieron lo mismo en sus respectivos países, como Otto Wagner en Austria, o Antonio Gaudí en España.

Esta nueva arquitectura, tanto pública como privada, producida por estos arquitectos se alejaba de la frialdad de las tendencias industriales, ocultando el armazón de sus edificios a través de una renovada, colorida, irisada y naturalista decoración, permitía a sus residentes y propietarios -generalmente pertenecientes a la alta burguesía financiera- evadirse del bullicio de unas ciudades cada vez más bulliciosas y pobladas. El arquitecto modernista buscaba y anhelaba construir una ciudad viva, fiel a una sociedad positivista que sentía su control sobre la naturaleza y a una burguesía que deposita su gran fe en la idea de progreso y desarrollo económico y empresarial del país y cuya arquitectura debe ser igualmente reflejo de ello.

Artistas y obras principales

Además de la arquitectura, este renovador estilo encontró su forma de expresión en todas las prácticas artísticas conocidas. Los pintores del art Nouveau pretendieron captar lo efímero y fantástico que descubrían en la belleza del mundo natural, creando composiciones completas de sensaciones complejas, sonoridades y simbolismo a través del color y la línea. Asimismo, escenas emotivas, vitalistas o incluso eróticas procedentes de la vida cotidiana o de mitos atemporales.

Alphonse Mucha [1860-1939], de origen checo, fue una de las figuras más influyentes y reconocidas del art Nouveau a lo largo de toda Europa. Caracterizado por sus líneas sinuosas, vitales representaciones femeninas e intrincados motivos, sus obras más emblemáticas las encontramos en su producción gráficas a través de carteles, como los creadas para la actriz Sarah Bernhardt de diversas obras teatrales como Gismonda [1894-95], Hamlet [1899] o Medea [1898]. Destaca a su vez sus paneles decorativos, donde concibió célebres series como Las Artes [1898], Las Flores [1898] o Las Estaciones [1896], donde la elegancia y belleza ideal del estilo se personifican con tal maestría que trascienden los valores de su propia época.

La obra de Mucha sirvió de inspiración para numerosos artistas que tomaron como modelo a las figuras que representaba en sus carteles y paneles. Ejemplo de ello lo encontramos en la obra escultórica de Emmanuel Villanis [1858-1914], a través de bustos de mujeres en bronce como Selika o La Sybille; de los hermanos Hippolyte François Moreau [1832-1927] y Auguste Moreau [1834-1917] o de Auguste Seysses [1862-1946], que colaboró mano a mano con el artista creando esculturas de figuras femeninas basadas en sus modelos pictóricos en mármol y bronce, destacando entre ellas su colaboración en Femme aux lys [1901-02] del Musee d’Orsay de París.

Sin embargo, la expresión más pura del lenguaje del art Nouveau se encontraba en las artes decorativas, a través de pequeños objetos útiles, como jarrones, vasos, joyas, lámparas y todo tipo de mobiliario, que se decoraban con formas de figuras femeninas, naturales y animales, entre ellos mariposas, libélulas y cigarras y naturales. Gran parte de estas piezas, acordes con las líneas sinuosas de este lenguaje de la belleza, contaban con diamantes, zafiros y crisoberilos, entre otras gemas engastadas. En ello destacó la maestría de Émile Gallé [1846-1904], de interés dentro del mercado del arte, y de la École de Nancy, especializada en la técnica del vidrio.

Art Nouveau en España

En España, la influencia del art Nouveau se materializó con carácter propio en lo que se denominó Modernismo, especialmente en Cataluña a través de la agrupación de diversos artistas en torno a la revista L’Avenç [1881-93], donde destacaba la figura de Santiago Rusiñol [1861-1931], cuya formación artística tuvo lugar tanto en Barcelona como en París. Su formación en ambos espacios le permitió concebir un lenguaje propio donde destaca el paisaje, como el de sus series de los jardines de Aranjuez, o el retrato de la burguesía y la bohemia catalana y francesa, como en el Café de los Incoherentes [1890] o Grand Bal [1891].

Junto a él, destacó también Ramón Casas [1866-1932] que se convirtió en todo un fenómeno social del momento como principal retratista de la alta burguesía catalana y, en especial, de diversas figuras femeninas como Madeleine de Boisguillaume en Au Molin de la Galette [1892] o Julia Pereira [c. 1915], en las que rompió con el prototipo de la mujer en su rol de tentadora heredada de la tradición figurativa de Eva, presentando mujeres urbanas e independientes, libres y modernas. El círculo modernista catalán se complementaba con otras figuras como Hermenegildo Anglada Camarasa [1871-1959], en cuya obra lo decorativo es llevado hasta los últimos límites, Joan Cardona [1877-1958] y Joan Llimona [1860-1926], entre otros.

Aunque el periodo del art Nouveau fue un periodo relativamente breve, su impacto inspiracional a artistas y admiradores posteriores perduró en el tiempo hasta la actualidad, siendo testimonio de las posibilidades creativas que nacen cuando arte, naturaleza y estética convergen en armonía.

Daniel Alvarado Santiago