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07 marzo 2022

El sector cárnico asume su responsabilidad medioambiental y de bienestar animal

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En los últimos años, la sociedad parece haber aumentado su interés y atención hacia el sector ganadero-cárnico, en gran medida por su impacto en el medio ambiente y por el bienestar de los animales durante el proceso de cría. Esta tendencia, junto a la reducida visibilidad de la actividad ganadera, ha llevado a los actores de este segmento económico a replantear la manera de llevar a cabo su actividad y, sobre todo, su comunicación hacia la sociedad. El sector argumenta que la presión legislativa y del consumidor no es lo único que les mueve, sino que la protección animal y del medio natural es intrínseca al desarrollo de sus tareas.

El sector ganadero-cárnico asegura que toda la cadena, desde los criadores hasta los comercializadores del producto final, son los primeros interesados en que el animal y su entorno se encuentren en las mejores condiciones posibles. Empezando por el efecto que ello tiene en el producto final. Es decir, que a mayor cuidado del animal, mejor será su carne y podrá venderla a un precio superior.

Además, contar con el respaldo de unos parámetros que demuestren el bienestar del ser vivo es un valor añadido que también repercute en el precio y que puede decantar la elección del consumidor a la hora de la compra. Según datos aportados por Interporc, el 71% de los españoles demanda más información sobre las condiciones de vida de los animales de granja.

Acreditar el buen cuidado de los animales se extiende a toda la cadena

Es de destacar que cada vez existe un mayor número de certificaciones para dejar constancia del cuidado respetuoso que reciben los animales. Y ello también se ha convertido en una estrategia de venta, en el sentido de que las empresas que lo consiguen hacen gala de él tanto en el packaging de sus productos como en sus informaciones hacia medios y consumidores.

En este terreno destaca el sello Welfair, otorgado por el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), así como el Compromiso Bienestar Animal. Este último fue impulsado por la interprofesional del sector porcino español de capa blanca (Interporc Animal Welfare Spain – IAWS), si bien más tarde sería adaptado y adoptado por el de la carne de res (Provacuno Animal Welfare Spain - PAWS) y el ovino-caprino (BAIE - Bienestar Animal Interovic España).

Pero el cuidado de los animales va más allá de lo que respecta a su crianza y al producto en sí: también es un aspecto a valorar, por ejemplo, en el trato que reciben durante los traslados mientras están vivos. Así ha surgido el sello de calidad Animal Welfare on Wheels, impulsado por la Asociación Nacional de Transportistas de Animales Vivos (Anta). Este distintivo valora las condiciones de manejo y confort de los animales en carga, traslado y descarga; la concienciación y capacidades de los conductores; las características de los vehículos; el reporte de animales lesionados y/o fallecidos durante el trayecto; etc. De momento, esta norma aplica sólo a la especie porcina, con requisitos específicos para ibéricos o capa blanca, si bien se prepara su aplicación para otro tipo de animales.

El compromiso con la calidad de vida de los animales enfocados a su posterior consumo se refleja en el número de empresas que han obtenido estos y otros sellos de bienestar. Desde la interprofesional de la carne de cerdo blanca destacan que el IAWS está presente en los productos de cadenas de distribución de gran consumo como Carrefour, Alcampo, Consum, El Corte Inglés, Aldi, E.Leclerc, Maskom, SuperSol, Unide y Covirán. En el primer mes de 2022, Carrefour ha anunciado que el 100% de los productos cárnicos frescos (avícola, porcino, vacuno, ovino y cunícola) con su MDD tienen certificado de bienestar. También El Corte Inglés ha dado a conocer este mismo hecho en lo que respecta al pollo fresco y a los huevos vendidos bajo su marca, que proceden de gallinas libres de jaulas. Esta compañía trabaja, además, para extender estas certificaciones a las marcas externas de huevos frescos con presencia en sus establecimientos. También la compañía Supsa Supermercados Pujol cuenta con el sello Welfair en “la mayor parte del pollo, conejo, cerdo y ternera al corte disponibles en las tiendas Plusfresc”, así como también en materias primas embarquetadas.

Otro ejemplo de estas iniciativas es el proyecto HAI 4.0, que desarrolla un sistema de inteligencia artificial con el que medir el grado de bienestar animal a partir del análisis del comportamiento de éstos en diferentes situaciones. La iniciativa parte de un grupo de miembros del clúster español de Productores de Ganado Porcino (i+Porc), entre los que está el propio clúster, Ceva Salud Animal, Grupo Costa, Infoporc, el Institut De Recerca I Tecnologia Agroalimentaries (IRTA) y el Clúster Digital de Catalunya (EQTIC).

La normativa europea y nacional quiere más control medioambiental

Desde las organizaciones que los impulsan aseguran que los requisitos de estas certificaciones están alineados con las exigencias y recomendaciones de los organismos europeos, enmarcadas en planes como el Pacto Verde Europeo (Green Deal) y la estrategia ‘De la granja a la mesa’ (Form farm to fork). Estos documentos inciden en tres aspectos fundamentales: la salud de los animales, los valores nutritivos de las materias primas y el impacto medioambiental de la cadena ganadero-cárnica. El objetivo final es el de “un sistema de alimentación justo, sano y sostenible” con el cual el sector cárnico nacional asegura estar no solo alineado, sino también iniciado.

Según los datos del Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero, la ganadería acaparó el 9,1% en el total de emisiones en 2020. El porcentaje se alzó de forma significativa en dicho ejercicio, debido a que la generación eléctrica y el transporte redujeron su peso al estar limitadas por el confinamiento durante los primeros compases de la pandemia del Covid-19. De hecho, las toneladas brutas pertenecientes a la ganadería en 2020 fueron similares a las de 2019. En aquel ejercicio, el peso de la ganadería se situaba en el 7,8%, frente al 29% de los transportes y el 19,8% de la industria y el 13,7% de la energía.

Tanto empresas como asociaciones cárnicas han creado y dado a conocer códigos de buenas prácticas en materia medioambiental en los últimos años. La interprofesional de la carne de ternera, por ejemplo, creó en 2020 uno de estos documentos enmarcado en la estrategia Vacuno de Carne Carbono Neutral 2050. El código fue realizado por un grupo de 17 investigadores de 7 centros de la red científica nacional Remedia, centrada en la mitigación del cambio climático en el sector agrícola, ganadero y forestal, con la colaboración de técnicos de la industria vacuna.

También desde el Gobierno se dan pasos para la mejor gestión medioambiental de las granjas. En este sentido, desde el inicio de 2022 todas las explotaciones de cría de cerdo deben contar con un Sistema Integral de Gestión de las Explotaciones (SIGE), a tenor de lo incluido en el Real Decreto 306/2020 de normas básicas de ordenación de las granjas porcinas. Este documento legal incorpora un programa de reducción de emisiones “a través de la aplicación obligatoria de Mejores Técnicas Disponibles” para reducir entre un 60% y un 80% las emisiones de amoniaco y gases de efecto invernadero, según procedan de las naves que albergan a los animales o del almacenamiento exterior de los purines.

Una de las vías para para adaptarse a las nuevas normativas se enfoca hacia la mayor automatización y digitalización de la cadena ganadero-cárnica, en pos de un control más exhaustivo de la actividad de las compañías. No obstante, ello conlleva hacer frente a importantes inversiones. En este sentido, el sector confía en el impulso de los fondos Next Generation EU que se estructurarán a través de los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación económica (Perte). El Ejecutivo nacional planeó dotar a la cadena agroalimentaria con un Perte propio que, en principio, contaba con “prioridad”. Sin embargo, a finales de enero de 2022 aún se encontraba en fase de estudio.