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08 marzo 2022

Juguetes y su coleccionismo.

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¿Jugamos?

Los juguetes son parte intrínseca del ser humano, ya que estos están relacionados con valores sociales y comunitarios que van más allá del mero hecho de jugar.

Pese al valor de los juguetes, debemos recalcar que la mayoría de ejemplares que han llegado hasta nuestros días derivan básicamente del mundo del coleccionismo, pues el fin de estos objetos no era ser contemplados, sino manipulados, por lo que la mayoría o bien se encuentran destruidos o muy deteriorados.

La clasificación más característica se basa principalmente en el tipo de producción, encontrándonos con el juguete tradicional y el juguete industrial. El primero es de producción artesanal, por lo que se fabricaba principalmente en la unidad doméstica. Por su parte, y a diferencia del tradicional, el industrial es aquel que se desarrolla a mediados del siglo XIX, con el desarrollo de la revolución industrial, y están caracterizados por ser juguetes fabricados en serie. 

A mitad del siglo XIX, junto a la elaboración artesanal de objetos de juego, se comienzan a consolidar los primeros talleres familiares, cuyos primeros productos fueron muñecas, caballitos, tambores y trompetas, recortables y juguetes muy sencillos. Pero tal fue la demanda comercial, que se empezaron a fundar fábricas e industrias jugueteras en nuestro país a finales del XIX, comenzando a surgir las primeras firmas históricas como Heraclio Fournier.

Pero sin duda las primeras décadas del XX fueron las de mayor esplendor en la industria juguetera española, ya que los pioneros iluminaron el camino a otros emprendedores. Entre algunos juguetes de esta época destacan los primeros trenes eléctricos como el Meccano o el bólido Silver Bullet de Rico. Lo cierto es que el inicio de la Guerra Civil supuso un freno a la expansión industrial juguetera de nuestro país, aunque incluso entonces lanzaron emblemáticos juguetes como la muñeca Mariquita Pérez.  

Una vez superados los peores años de la posguerra, en los años 50 se produjo un progresivo aperturismo de las empresas jugueteras; localizando el punto de inflexión en la trascendencia que tuvo la publicidad de los juguetes, a través de anuncios y spots televisivos, como las muñecas de Famosa.

Posteriormente, en los años de la transición democrática comienzan los primeros estudios de mercado y marketing, y se implanta la electrónica en los juguetes. En este periodo triunfan en el mercado empresas como Lego o Playmobil. Asimismo, llegan a nuestro país durante los años 80 y 90 empresas como Fisher-Price o Nintendo. 

Será en la última década del XX, cuando asistamos a la globalización de este mercado juguetero, y al creciente protagonismo de la industria de los videojuegos y las consolas, que vivirá su punto álgido con la aparición y popularización a finales del siglo de internet. Más adelante, con la llegada del nuevo milenio, el sector juguetero español vive una época muy cambiante y necesitada de continua reinvención y transformación constante, estando caracterizado por un producto de calidad, gran diseño, seguro y con altos valores pedagógicos. 

En este sentido, debemos destacar el alcance que ha tenido la actividad coleccionista de los juguetes, que ha permitido no sólo donar colecciones a los museos dedicados a estos para su conservación y difusión, sino también en el estudio e investigación de este patrimonio. Pero esta actividad continúa viva, gracias por ejemplo a ferias de arte como ANTIK PASSION ALMONEDA, en las que podemos encontrar varios expositores con juguetes en venta, de interés para este tipo de coleccionistas.

Entre ellos nos encontramos con Antigüedades Merale o Magus GMBH, que ofrecen caballitos balancín; o en Librerías Astarloa-Mundus libri, un sin fín de juguetes, como un teatro recortable, soldaditos, o un bebé muñeco con sus accesorios. 

Olga Robledano

Fotografía Ángela R. Cupeiro

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